Se trata de una obsesión por el ejercicio físico que lleva el cuerpo al límite y puede comprometer la salud físisca y psicológica de la persona.
La vigorexia es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por la obsesión de conseguir un cuerpo musculoso. Si bien los varones son los principales afectados, también se presenta en mujeres.
En casos muy graves, cuando el trastorno evoluciona a un cuadro obsesivo compulsivo, el paciente puede sufrir aislamiento social, así como una alteración nutricional y metabólica, produciéndose una deformación corporal.
Según Beatriz Machota médica psiquiatra de EsSalud, un paciente con vigorexia está tan preocupado por su físico que deja de hacer actividades de la vida diaria y peor aún, "puede empezar a consumir sustancias para acelerar el proceso de incremento de musculatura, como esteroides, anabólicos, lo cual es muy peligroso", advierte la especialista.
No está demás recordar que recientemente se supo la noticia de dos hermanos cusqueños (10 y 17 años) que se inyectaron petróleo para intentar emular a los musculosos participantes de un conocido reality.
La doctora Machota explica que esta obsesión por verse más musculoso tiene un trasfondo psicológico. "Hay algo que está mal con el autoestima de la persona, pues tiene síntomas obsesivos con el cuerpo que lo llevan a tener esta conducta", dice.
¿Qué genera este trastorno?
Según la especialista de Essalud no solo se genera a partir de lo que ven en televisión o la información que reciben, sino que es principalmente influido por la baja autoestima. "Quieren sentirse mejor, entonces se obsesionan con el crecimiento de su musculatura al punto de inyectarse sustancias", advierte.
La falta de autoestima, sumada a los rasgos obsesivos y los problemas familiares pueden generar vigorexia en la persona.
¿Cuáles son los síntomas?
Generalmente la vigorexia empieza a los 15 o 16 años, por ello es muy importante que los padres noten los cambios en la conducta y alimentación de sus hijos. "Uno se da cuenta porque el adolescente empieza a cambiar en su forma de ser, se dedica excesivamente al ejercicio y si algo les impide hacerlo, se ponen irritables", advierte.
Lo peor viene cuando comienzan a consumir anabólicas, pues su carácter cambia, se aíslan y dejan de hacer las actividaes que antes solían disfrutar.
¿Qué hacer?
Cuando el padre se da cuenta que el hijo está muy metido en el tema de los ejercicios, es neceario que hable con él y acudan donde un médico psicólogo para tratar este trastorno, sugiere Beatriz Machota.
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