Científicos aseguran que ese mal puede evitarse atacando la proteína SRC, pieza vital en la alimentación de células cancerosas.
El investigador español Joan Massagué anunció hoy que la metástasis del cáncer de mama podría evitarse atacando la proteína SRC, una pieza vital en la alimentación de las células cancerosas letales que durante años se alojan en estado latente en órganos vitales, antes de manifestarse.
Massagué, considerado como uno de los investigadores más importantes en las áreas de la regulación de la división celular y de la metástasis del cáncer, hizo este anuncio tras recibir el Premio Internacional de la Fundación Santiago Dexeus Font.
El doctor Massagué, Premio Príncipe de Asturias en Investigación Científica, es director del programa de biología y genética del cáncer del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y director adjunto del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona.
El científico explicó, además, que hay un medicamento en el mercado, que se utiliza para tratar la leucemia mieloide crónica cuando fracasa el primer tratamiento, que actúa contra la proteína SRC, lo que significa que "si se elimina esta pieza se corta el suministro a estas células latentes malignas para que vivan".
Joan Massague dijo a Efe que ya se están diseñando ensayos clínicos basados en esta teoría y que lo bueno de esta situación es, por una parte, que ya hay una diana, la proteína SRC, y, por otra, un fármaco que está en el mercado, y que ahora unirán ambas cosas para ver si se confirman sus esperanzas.
Recordó que la metástasis es lo que dificulta a los médicos el tratamiento del cáncer y que el 90 por ciento de los fracasos se debe precisamente a que a partir del tumor primario hay una invasión de células distantes que no se logran eliminar con los tratamientos actuales, y que al cabo de años, incluso décadas, consiguen hacer colonizaciones metastásicas en órganos vitales.
En su discurso, insistió en que cuando se inicia un tumor cancerígeno, y antes de que se diagnostique, ya hay células tumorales que viajan a través de la circulación sanguínea a otros órganos, y que aunque el 99,99 por ciento de ellas mueren por condiciones extremas, unas pocas vivirán y lograrán infiltrarse en los pulmones, el hígado, el cerebro o en el riñón para reaparecer más tarde.
EFE
Massagué, considerado como uno de los investigadores más importantes en las áreas de la regulación de la división celular y de la metástasis del cáncer, hizo este anuncio tras recibir el Premio Internacional de la Fundación Santiago Dexeus Font.
El doctor Massagué, Premio Príncipe de Asturias en Investigación Científica, es director del programa de biología y genética del cáncer del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y director adjunto del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona.
El científico explicó, además, que hay un medicamento en el mercado, que se utiliza para tratar la leucemia mieloide crónica cuando fracasa el primer tratamiento, que actúa contra la proteína SRC, lo que significa que "si se elimina esta pieza se corta el suministro a estas células latentes malignas para que vivan".
Joan Massague dijo a Efe que ya se están diseñando ensayos clínicos basados en esta teoría y que lo bueno de esta situación es, por una parte, que ya hay una diana, la proteína SRC, y, por otra, un fármaco que está en el mercado, y que ahora unirán ambas cosas para ver si se confirman sus esperanzas.
Recordó que la metástasis es lo que dificulta a los médicos el tratamiento del cáncer y que el 90 por ciento de los fracasos se debe precisamente a que a partir del tumor primario hay una invasión de células distantes que no se logran eliminar con los tratamientos actuales, y que al cabo de años, incluso décadas, consiguen hacer colonizaciones metastásicas en órganos vitales.
En su discurso, insistió en que cuando se inicia un tumor cancerígeno, y antes de que se diagnostique, ya hay células tumorales que viajan a través de la circulación sanguínea a otros órganos, y que aunque el 99,99 por ciento de ellas mueren por condiciones extremas, unas pocas vivirán y lograrán infiltrarse en los pulmones, el hígado, el cerebro o en el riñón para reaparecer más tarde.
EFE
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