Cuando los padres tienen expectativas académicas muy altas para sus hijos pueden perjudicar el rendimiento de sus hijos.
Las aspiraciones paternales respecto al rendimiento académico de los hijos pueden ayudar a que estos obtengan mejores resultados, pero también pueden jugarles en contra si la presión es muy grande, es la conclusión de un estudio de la Universidad de Reading (Inglaterra).
El equipo de investigación, liderado por el psicólogo Kou Murayama, analizó los datos de un estudio longitudinal realizado entre 2002 y 2007 con 3530 estudiantes de docencia secundaria de ambos sexos (51,3% hombres y 49,7% mujeres) y sus padres en Baviera Alemania). Además, se tuvo en cuenta los resultados de los alumnos en matemáticas en relación a las expectativas de sus progenitores.
Los resultados, publicados en la revista 'Journal of Personality and Social Psychology', revelaron que los estudiantes sacaban mejores notas solo cuando las aspiraciones de los padres se ajustaban a sus posibilidades reales. Pero cuando los padres esperaban un rendimiento excesivo respecto a la inteligencia de los hijos, el rendimiento de estos bajaba en la misma medida.
Cabe señalar que para darle mayor validez a sus conclusiones, el equipo de Murayama tuvo en cuenta una investigación anterior realizada a lo largo de dos años con 12 000 estudiantes y sus padres en Estados Unidos, así pudieron comprobar que los resultados eran muy similares a los que ellos habían obtenido.
“En la educación tradicional se lanzaba el mensaje a los padres de que si ponían la vara muy alta a sus hijos en los estudios, estos serían mejores estudiantes, pero nuestra sugerencia es más bien que no deben tratar de inculcarles expectativas ciegamente, sino ayudarles a desarrollar sus habilidades dentro de sus posibilidades reales”, explica Murayama.
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