El grupo con la dieta reducida en proteína acumuló más del 90% de las calorías adicionales en forma de grasa y perdió masa muscular (proteína corporal).
Según una investigación el número de calorías que se consume a diario tiene más impacto en el aumento de la grasa corporal y no la cantidad de proteínas.
"Las variaciones bruscas en el consumo de proteína no provocan variaciones bruscas en el aumento de la grasa corporal. Las calorías son lo que importa", dijo el doctor James Levine, especialista en obesidad de la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota, y que no participó del estudio.
El trabajo realizado por el Centro Pennington de Investigación Biomédica, de Baton Rouge, en Estados Unidos, reunió a 25 voluntarios jóvenes y saludables para vivir en el laboratorio y realizar una dieta especial durante dos o tres meses.
En las dos primeras semanas, el equipo analizó las dietas de los participantes para determinar cuántas calorías necesitaban ingerir para mantener su peso corporal. Luego, durante ocho semanas, les agregaron unas 1.000 calorías.
Un tercio de los participantes hizo una dieta común con el 15% de las calorías de origen proteico, mientras que al resto se les indicaron dietas reducidas o ricas en proteína con, respectivamente, el 5 o el 25% de las calorías de origen proteico. Eso se tradujo en un consumo promedio de 47, 139 o 228 gramos diarios de proteína.
Las dietas hicieron que todos aumentaran de peso, pero no por igual. Con la dieta reducida en proteína, los participantes engordaron unos 3 kilos, a diferencia de entre 5,8 y 6,3 kilos en los grupos tratados con las otras dos dietas.
El grupo con la dieta reducida en proteína acumuló más del 90% de las calorías adicionales en forma de grasa y perdió masa muscular (proteína corporal), mientras que otros participantes acumularon grasa y masa muscular magra, según precisa el equipo en Journal of the American Medical Association.
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