Unas 400 personas se dan cita en Buenos Aires en un congreso internacional, donde exponen con argumentos científicos y el aval de su experiencia por qué la risa es salud.
Al menos cuatro centenares entre payasos y médicos se dan cita estos días en Buenos Aires en un congreso internacional donde exponen con argumentos científicos y el aval de su propia experiencia por qué la risa es salud.
El tercer Congreso Internacional de Clown y Payaso de Hospital, que se inició este viernes y concluirá mañana, domingo, reúne a artistas y a profesionales del sector sanitario que trabajan con el humor y la salud en países como Israel, Argentina, Perú, Uruguay, Chile, Brasil, México, Costa Rica, Colombia y Venezuela.
"En todo el mundo hay médicos que trabajan con el arte. Algunos se ponen nariz de payaso y otros, no. Pero en casi todas las regiones, tanto en Europa, como EEUU y Latinoamérica, hay payasos de hospital", dijo a Efe José Pellucchi, director artístico de Payamédicos, de Argentina, uno de los organizadores del congreso.
Esta organización reúne a unas 500 personas, en su mayoría médicos, especialmente entrenadas en la técnica del clown para trabajar con pacientes hospitalizados.
En países de Europa y en los Estados Unidos, por ejemplo, es una tendencia creciente en los centros de salud la contratación de profesionales con este perfil artístico-terapéutico.
Según Pellucchi, la utilización del arte en la salud se remonta a la antigua Grecia, donde se llevaba a personas con brotes maníacos a ver obras de teatro dramáticas y a los deprimidos, a ver comedias.
"Hay grabados de inicios del siglo XX que acreditan la presencia de payasos en los hospitales. Pero esta tendencia cobró mucho impulso con la película "Patch Adams"", señaló el médico.
En este filme, de 1998, Robin Williams da vida a Patch Adams, un médico estadounidense propulsor de la "risoterapia" con fines médicos y terapéuticos y responsable de la inclusión de ésta técnica en la medicina moderna.
Entre otros efectos positivos, Pellucchi dijo que su organización tiene estudios que demuestran que, después de la intervención de los payamédicos, la tensión arterial de los pacientes disminuye un 13 por ciento.
Entre los disertadores de este congreso está el médico argentino Alejandro Gruber, que desde hace años trabaja en Israel, donde ha fundado una compañía de payasos de hospital, con un trabajo que, además, fomenta la integración ya que supone que pacientes ingresados palestinos e israelíes compartan habitación.
En este encuentro en Buenos Aires también participa el colectivo de Clowns No Perecederos, integrado por medio centenar de artistas, una organización que nació con la severa crisis económica en Argentina durante los años 2001 y 2002.
"La gente tenía mala conciencia por reirse y además, por la severidad de la crisis, el público tampoco podía asistir a espectáculos por falta de dinero. Entonces decidimos hacer espectáculos poniendo como valor de entrada un alimento no perecedero para donar a comedores infantiles. Así la gente podía reirse sin culpa", relató a Efe Cristina Martí, fundadora de Clowns No Perecederos.
La artista, formadora de clowns, sostuvo que "generar risas, generar placer, es algo saludable", pero aclaró que hay diferencias importantes entre cualquier payaso y un clown de hospital.
"Un clown de hospital no puede decir ni hacer un montón de cosas, mientras que en un escenario el payaso tiene permiso para hacer lo que se le ocurra", explicó Martí.
-EFE-
El tercer Congreso Internacional de Clown y Payaso de Hospital, que se inició este viernes y concluirá mañana, domingo, reúne a artistas y a profesionales del sector sanitario que trabajan con el humor y la salud en países como Israel, Argentina, Perú, Uruguay, Chile, Brasil, México, Costa Rica, Colombia y Venezuela.
"En todo el mundo hay médicos que trabajan con el arte. Algunos se ponen nariz de payaso y otros, no. Pero en casi todas las regiones, tanto en Europa, como EEUU y Latinoamérica, hay payasos de hospital", dijo a Efe José Pellucchi, director artístico de Payamédicos, de Argentina, uno de los organizadores del congreso.
Esta organización reúne a unas 500 personas, en su mayoría médicos, especialmente entrenadas en la técnica del clown para trabajar con pacientes hospitalizados.
En países de Europa y en los Estados Unidos, por ejemplo, es una tendencia creciente en los centros de salud la contratación de profesionales con este perfil artístico-terapéutico.
Según Pellucchi, la utilización del arte en la salud se remonta a la antigua Grecia, donde se llevaba a personas con brotes maníacos a ver obras de teatro dramáticas y a los deprimidos, a ver comedias.
"Hay grabados de inicios del siglo XX que acreditan la presencia de payasos en los hospitales. Pero esta tendencia cobró mucho impulso con la película "Patch Adams"", señaló el médico.
En este filme, de 1998, Robin Williams da vida a Patch Adams, un médico estadounidense propulsor de la "risoterapia" con fines médicos y terapéuticos y responsable de la inclusión de ésta técnica en la medicina moderna.
Entre otros efectos positivos, Pellucchi dijo que su organización tiene estudios que demuestran que, después de la intervención de los payamédicos, la tensión arterial de los pacientes disminuye un 13 por ciento.
Entre los disertadores de este congreso está el médico argentino Alejandro Gruber, que desde hace años trabaja en Israel, donde ha fundado una compañía de payasos de hospital, con un trabajo que, además, fomenta la integración ya que supone que pacientes ingresados palestinos e israelíes compartan habitación.
En este encuentro en Buenos Aires también participa el colectivo de Clowns No Perecederos, integrado por medio centenar de artistas, una organización que nació con la severa crisis económica en Argentina durante los años 2001 y 2002.
"La gente tenía mala conciencia por reirse y además, por la severidad de la crisis, el público tampoco podía asistir a espectáculos por falta de dinero. Entonces decidimos hacer espectáculos poniendo como valor de entrada un alimento no perecedero para donar a comedores infantiles. Así la gente podía reirse sin culpa", relató a Efe Cristina Martí, fundadora de Clowns No Perecederos.
La artista, formadora de clowns, sostuvo que "generar risas, generar placer, es algo saludable", pero aclaró que hay diferencias importantes entre cualquier payaso y un clown de hospital.
"Un clown de hospital no puede decir ni hacer un montón de cosas, mientras que en un escenario el payaso tiene permiso para hacer lo que se le ocurra", explicó Martí.
-EFE-
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