La donación de órganos es un acto voluntario que salva miles de vidas. En el Perú, tenemos apenas 2,5 donantes por millón de habitantes. Conoce cómo se da el proceso antes de que se logre un trasplante.
Una persona que le dice sí a la donación de órganos puede salvar hasta 12 vidas, pues de un donante fallecido se pueden extraer dos pulmones, dos riñones, un corazón, la fracción de un hígado, páncreas y hasta intestinos. En cuanto a tejidos, podemos aprovechar piel, córneas, huesos, vasos sanguíneos y válvulas cardíacas.
Rezagados en donación. Pese a una larga lista de espera, en el Perú tenemos apenas 2,5 donantes por millón de habitantes. “Es una cifra bastante baja si lo comparamos con otros países como Argentina, que está bordeando los 17 donantes por el millón de habitantes; y peor aún si lo comparamos con España, primer país donde se colectan órganos, y donde bordean cerca de 40 donantes por millón de habitantes”, explica Mariela Delgado, directora ejecutiva de la Dirección de Donación y Trasplantes.
¿Quiénes pueden donar? Todos podemos ser potenciales donantes, estando vivos o en casos de muerte encefálica. Esta última condición es diferente a un estado de coma, en que todavía hay esperanza de que el paciente despierte.
¿Qué es muerte encefálica? Una persona llega a esta condición si sufre, por ejemplo, un traumatismo craneano producto de una caída, una hemorragia cerebral porque un vaso sanguíneo se rompió en el cerebro o porque recibió un impacto de bala a ese nivel. “La persona muere porque su cerebro muere, no porque su corazón deja de latir…Los otros órganos por muy corto tiempo todavía están vivos en virtud de equipos que están oxigenando la sangre de la persona”, explica Carlos Carvallo, gerente de Procura y Trasplantes de EsSalud.
Carrera contra el tiempo. Hay muy pocas horas para corroborar que no hay una sola célula viva del paciente y hacer entender a los familiares que se trató de una muerte abrupta y solicitarles que autoricen la donación de los órganos. “Cuando las máquinas no puedan mantener el latido cardiaco y no haya oxigenación de la sangre, los órganos ya no sirven”.
Vigencia de los órganos. El corazón no puede permanecer más de 4 horas sin ser implantado en el receptor, el hígado soporta máximo 8 horas y los riñones máximo 24. Los tejidos en cambio, con la debida conservación, pueden durar meses e incluso años. La médula ósea mediante la criopreservación puede mantenerse durante varios años esperando a un receptor compatible.
Varias pruebas. Un equipo especializado evalúa al paciente con muerte cerebral y decide por medio de una serie de pruebas, si tiene alguna enfermedad que pueda transmitir. Por ejemplo, un cáncer no detectado a tiempo o una enfermedad infecciosa en la sangre que lo imposibilite para ser donante. Además se vienen pruebas especializadas para determinar la situación en que se encuentran los órganos y cuáles pueden ser útiles.
Muy importante. “La probabilidad de que en un futuro requieras de un trasplante es tres veces mayor a que te conviertas en donante. No existe una fábrica de órganos”, dice el doctor Carvallo. También toma en cuenta que todos los días fallecen 1 a 2 personas esperando un trasplante. De allí la importancia de contarle a nuestros familiares si tenemos la intención de ser donantes, ya que en caso de fallecimiento, ellos tendrán la decisión final por encima de una legislación que promueve la donación de órganos.
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