Las quemaduras domésticas son más comunes de lo que se piensa y pueden producirse por agua caliente, electricidad o productos químicos. Actuar con rapidez y conocimiento puede marcar la diferencia en la gravedad de la lesión. En esta nota, te explicamos cómo aplicar primeros auxilios adecuados y qué prácticas evitar.
Las quemaduras en el hogar son accidentes comunes que pueden ocurrir en cualquier momento y afectar a personas de todas las edades. Desde agua hirviendo hasta productos corrosivos o electricidad, las causas son variadas y muchas veces evitables. Saber cómo reaccionar ante una quemadura puede marcar la diferencia entre una lesión leve y una complicación mayor. Por ello, es fundamental conocer los primeros auxilios adecuados y entender qué prácticas pueden resultar más perjudiciales que beneficiosas.
Según el médico cirujano del SAMU, Rafael García, las quemaduras pueden ocurrir de diferentes formas y van a depender de la fuente de calor que las origine. Las causas más comunes incluyen agua caliente, corriente eléctrica o el contacto con sustancias químicas como lejía o ácido muriático. Cada tipo de quemadura requiere una atención específica, aunque el principio general para el primer auxilio es siempre el mismo: enfriar la zona afectada de forma adecuada y rápida.
En el caso de quemaduras provocadas por agua caliente, el especialista enfatiza que nunca se debe aplicar hielo, crema ni pasta dental, ya que estos elementos pueden empeorar la lesión. Lo correcto es colocar inmediatamente la zona quemada bajo agua corriente durante al menos 20 minutos. Esta técnica ayuda a disipar el calor acumulado en la piel y previene daños más profundos.
El especialista indica que el uso de hielo está completamente desaconsejado, ya que puede generar una quemadura adicional por frío. Del mismo modo, el agua helada puede causar más daño que beneficio. La clave está en usar agua corriente, cuya temperatura es ideal para enfriar sin agredir los tejidos. Este principio aplica también a las quemaduras solares, que aunque afectan solo la capa superficial de la piel (la epidermis), requieren enfriamiento inmediato. En estos casos, se pueden utilizar cremas calmantes con aloe vera, y aunque no hay evidencia científica contundente, el tomate puede ser útil por su capacidad de hidratación.
Un error frecuente es reventar las ampollas que se forman tras una quemadura. Esto no debe hacerse, ya que aumenta el riesgo de infección. Lo recomendable es conservar la ampolla intacta y acudir a un centro de salud o llamar al sistema de emergencias (106) para recibir atención médica. Asimismo, si la quemadura fue causada por electricidad, es crucial asegurarse primero de que el entorno sea seguro antes de asistir a la persona afectada. De lo contrario, se corre el riesgo de una nueva descarga. Si se trata de quemaduras químicas, lo primordial es eliminar el agente agresor, idealmente con agua corriente, para evitar que siga dañando la piel.
Cuando se trata de quemaduras por aceite, la situación puede complicarse por la viscosidad del líquido, que tiende a permanecer en la piel. En estos casos también se debe aplicar agua corriente de inmediato y durante al menos 20 minutos, eliminando cualquier resto de la sustancia. Respecto a la aplicación de medicamentos como la sulfadiazina de plata, García aclara que su uso debe limitarse a un entorno hospitalario y realizarse bajo supervisión médica, ya que se trata de un antimicrobiano diseñado para heridas más profundas o expuestas, como las quemaduras de segundo grado.
También es importante saber cuándo buscar atención médica. Las quemaduras se clasifican en tres grados según la profundidad de la lesión. Las de primer grado suelen resolverse con cuidados básicos y cremas hidratantes, pero si hay exposición de piel o dolor intenso, se debe acudir a un establecimiento de salud. Lo mismo aplica cuando hay ropa adherida a la piel: debe retirarse con cuidado, enfriar la zona y cubrir al paciente durante el traslado para evitar una posible hipotermia, ya que la piel quemada pierde su capacidad de regular la temperatura corporal.
En resumen, la respuesta adecuada ante una quemadura en casa comienza por enfriar con agua corriente, evitar remedios caseros y reconocer cuándo es necesario acudir a un profesional de salud. Una acción rápida y bien informada puede evitar complicaciones y facilitar una recuperación más rápida y segura.