Según la investigación, las zonas verdes urbanas y los árboles en especial ayudan a reducir la hipertesión y la obesidad.
Se sabe, gracias a estudios, que los entornos naturales mejoran la salud físisca y mental. Los árboles, por ejemplo, no solo ayudan a reducir el nivel de contaminación y las temperaturas extremas de las zonas donde se encuentran, también ayudan a disminuir la presión arterial y el estrés.
Teniendo en cuenta esto, investigadores estadounidenses, canadienses y australianos cuantificaron en qué medida las áreas verdes urbanas contribuyen a mejorar la salud. Así, encontraron que los árboles urbanos y los situados en carreteras no solo hacen que los vecinos de la zona tengan una mejor percepción de salud, sino que reducen el número de patologías cardio-metabólicas, como la hipertensión y obesidad. Los resultados fueron publicados en la revista 'Scientific reports', del grupo Nature.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores, liderados por Marc G. Berman, estudiaron la relación entre los espacios verdes urbanos, específicamente los árboles en las calles y en lugares como parques y jardines domésticos, y el nivel de percepción de los vecinos sobre su salud.
Además contaron con la participación de 31 109 residentes en Toronto (Canadá), quienes contestaron un cuestionario online que permitió a los autores encontrar que, en comparación con quienes vivían en zonas urbanas con pocos árboles, las personas residentes en áreas urbanas con mayor densidad de árboles tenían una mejor percepción de salud, y además tenían menos hipertensión y obesidad.
Tras cuantificar el aporte de los árboles a la salud, los investigadores concluyeron que un aumento de 10 árboles por manzana (equivalente a incrementar en 4% la masa arbolada), harían que una familia con ingresos no tan altos y que vive en un entorno verde pueda tener una salud equivalente a la de otra familia que viva en una zona no tan arbolada aunque su nivel socioeconómico sea mayor.
Aunque el estudio no identifica los mecanismos por los que los árboles producirían estos beneficios, los autores creen que la mejora de la calidad del aire en las zonas más arboladas, y la capacidad para reducir el estrés y promover la actividad física podrían ser factores que contribuyen a la mejora de la salud.
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