En Tokio 1964, se vivió una de las ceremonias más emotivas de inauguración de los juegos olímpicos, cuando Yoshinori Sakai, nacido el mismo día del bombardeo de Hiroshima, encendió la llama olímpica.
Simbolizó el triunfo de la vida sobre la muerte. La celebración de la XVIII Olimpiada en Tokio tuvo un matiz reconciliatorio definitivo entre Estados Unidos y Japón, una oportunidad para restañar las heridas abiertas después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945.
Los japoneses simbolizaron el hecho, delegando a Yoshinori Sakai, para encender el pebetero olímpico. Hasta ese entonces, nadiie entendía el porqué de la designación. Cuando se explicó quién era, los 75 mil asistentes al estadio de Tokio, rompieron en un largo aplauso ahogando un sollozo emocionado. Yoshinori había nacido en la prefectura de Hiroshima el 6 de agosto de 1945, el mismo día en que el bombardero estadounidense Enola Gay soltó la bomba atómica sobre la localidad japonesa.
Sakai tenía 19 años, los mismos que separaban esos Juegos Olímpicos, de uno de los más trágicos sucesos de la historia de la humanidad. Los japoneses quisieron simbolizar el triunfo de la vida sobre la muerte, mostrando a un sobreviviente de la devastación que significó para Hiroshima, la bomba atómica lanzada sobre ella en la Segunda Guerra Mundial.
"El bebé de Hiroshima" como se lo conoció después, nunca compitió en olimpiada alguna, pero si lo hizo como atleta en los Juegos Asiáticos realizados en Bangkok en 1966, donde ganó una medalla de oro (relevo 4x400) y otra de plata (400 mts lisos).
Durante varios años se desempeñó como comentarista deportivo de Fuji Television. Falleció el 10 de septiembre de 2014, producto de una hemorragia cerebral en el 2014, en un hospital de Tokio.
Hoy, en que se se baraja los nombres de quién encenderá la llama olimpica en Río2016, vale la pena recordar a Tokio 1964 y al "Bebé de Hiroshima".
(Soledad Nalvarte)
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