Los sistemas de GNV y GLP se han masificado en los últimos años. Conoce aquí por qué son buenas opciones tanto para tu economía como para el ambiente.
Desde hace algunos años, el petróleo y la gasolina dejaron de ser las únicas alternativas para usar en los vehículos peruanos. La masificación de estaciones con Gas Natural Vehicular (GNV) y Gas Licuado de Petróleo (GLP) permitieron que más unidades conviertan sus máquinas a esos sistemas y que más empresas lanzaran vehículos que operan con ellos. Si aún no cuentas con una de estas fuentes de energía para tu carro, aquí te explicaremos por qué es conveniente para tu economía y para mejorar la calidad de nuestro aire.
Comencemos con el GNV, una de las alternativas más populares en Lima y que aún necesita más redes de suministro en otras ciudades del país. Sin embargo, esa es la única desventaja. De acuerdo a Cálidda, la empresa que distribuye el gas natural en nuestro país, señala que aunque la instalación tiene un costo superior al de un sistema de GLP, el ahorro en el uso respecto a este es de 19% y frente a la gasolina es del 53%. Además, al ser una fuente de combustible más limpio, el motor tiene una mayor duración.
El GLP también tiene características que destacar, como la ligereza en el peso del tanque y un mayor espacio de almacenamiento, lo que le da una ventaja práctica. Además, aunque el suministro de GNV sea más barato, la instalación del sistema de GLP es más económico, alrededor de US$500, a comparación del GNV que puede costar US$1.500. A diferencia del GNV, hay más estaciones de GLP fuera de Lima, lo que permite una mayor movilidad.
Con respecto al ambiente, ambos sistemas son una buena opción. Por ejemplo, en el caso del GNV, al no contener azufre ni compuestos de plomo, su emisión de gases se reduce significativamente y no daña la capa de ozono. A diferencia de estos sistemas más ecológicos, el Ministerio del Ambiente señala que los motores de gasolina emiten 2,3 kilos de CO2 por cada litro quemado de gasolina. Los motores diesel emanan 2,6 kilos de CO2 por cada litro utilizado.
Luego de conocer estas diferencias, ¿te animarías a mejorar tu economía y nuestro aire con un sistema más limpio de combustible?
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