Debido a su larga experiencia investigando inteligencias artificiales y su dominio del aymara, Honorio Apaza, natural de Puno, fue elegido por la destacada empresa internacional.
¿Qué hace que un niño se enamore de la tecnología? A Honorio Apaza Alanoca le pasó escuchando la radio. Cada vez que la encendía, se preguntaba cómo las voces de personas de diversas ciudades del país podían llegar hasta su comunidad campesina de Tarapoto, en Puno. La curiosidad por el funcionamiento de este aparato fue tanta que decidió dedicarse a la ingeniería y la investigación.
Hoy, a sus 29 años, el joven becario de Pronabec construye modelos de inteligencia artificial para traducir palabras del aimara a otros idiomas. Estos estudios le han permitido ser elegido para apoyar en la validación de las traducciones de Google del aymara al inglés, lo que ha contribuido a que su lengua natal sea reconocida a nivel mundial.
“El año pasado, meses antes de que Google Translate incorporara oficialmente el aimara y el quechua a sus traducciones, recibí un mensaje a través de Linkedin. Era la empresa Venga Global, que quería trabajar conmigo para validar las traducciones de un grupo de 5000 palabras aimaras al inglés”, cuenta Honorio a Pronabec.
Todo esto fue posible gracias a que Honorio ya venía investigando sobre los modelos de inteligencia artificial para la traducción del aimara, lengua hablada por más de 450 000 personas en el Perú, a diversos idiomas. Actualmente, cuenta con dos publicaciones en inglés, en la revista europea SpringerLink, sobre este tema.
Para sus investigaciones, Honorio ha creado un modelo de inteligencia artificial que ha denominado AI-MARA.
“En esta primera experiencia recolectamos oraciones bilingües, las estructuramos, y entrenamos el modelo de inteligencia artificial para que pueda aprender a traducir. Ahora contamos con una base de datos de más de 18 000 oraciones”, agrega Apaza sobre este invento pionero a nivel de lenguas nativas en el Perú.
Un ejemplo a seguir
Honorio creció en un contexto con carencias económicas, pero con padres que diariamente daban lo mejor en sus labores de agricultura y ganadería para sacar adelante a su familia. Es por eso que el ingeniero becario de Pronabec nunca se rindió y tras trabajar como ayudante de panadería, cobrador de combi, vendedor de golosinas y mesero, encontró un lugar haciendo lo que le apasiona.
Por todas estas experiencias, Apaza recomienda que nunca se debe dejar de luchar por los sueños. Además, pide a los peruanos revalorar nuestra cultura y su interés por las ciencias y tecnología.
“Involucrémonos en la investigación científica y en la innovación tecnológica, de la mano con nuestras costumbres, para seguir destacando como peruanos en el mundo”, finaliza.
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