La disciplina positiva, en lugar de centrarse en el castigo, pone énfasis en generar una relación saludable con tu hijo y en fijar expectativas reales de comportamiento.
Desde su primer día de vida, los pequeños confían en sus madres y padres como primera fuente de seguridad y contención, tanto física como emocional. No obstante, durante la pandemia, la incertidumbre causada por la coyuntura ha hecho que sea difícil para las familias mantener un estado de calma.
Es probable que los niños y niñas se porten mal para exteriorizar su estrés, su ansiedad o su miedo a través de la conducta. Además, pueden presentarse cambios en sus hábitos como dificultad para conciliar el sueño, la disminución de su apetito y una mayor necesidad de estar con sus cuidadores, lo que muchas veces puede llegar a alterar a los padres, sobre todo si ya tienen una carga doméstica y laboral adicional.
Por esta razón, entre las labores más importantes de las madres y padres está enseñar a sus hijos a comportarse bien, dedicándoles mucho tiempo y paciencia. Es conveniente que los cuidadores apliquen estrategias de disciplina que sean saludables y eficaces, erradicando las que puedan impactar negativamente en el bienestar emocional de los menores.
De acuerdo con Unicef, es recomendable aplicar un enfoque de disciplina positiva, una modalidad que en lugar de centrarse en el castigo y en lo que no se debe hacer, pone el énfasis en generar una relación saludable con los niños y en fijar expectativas referidas al comportamiento. Además, este tipo de actitudes positivas servirán como base para que, en el futuro, los menores enfrenten eficazmente los retos de la vida diaria, con una competencia psicosocial adecuada y un buen estado mental.
A continuación, te contamos cómo llevar a cabo la disciplina positiva en tu vida diaria:
1. Planifica tiempo a solas con tus niños
Para forjar una buena relación con cualquier persona es importante pasar tiempo a solas con ella, especialmente si se trata de tu hijo. No es necesario que sean horas, pueden ser actividades cotidianas o de corto tiempo donde verdaderamente te concentres en tu pequeño, sin distracciones de por medio.
2. Elogia a tu hijo por las cosas que hace bien
Los padres y madres a menudo se centran en el mal comportamiento de los niños y con la intención de educar, reprenden la conducta negativa. Sin embargo, los niños pueden ver en esto un modo de atraer tu atención y, en lugar de poner fin a la mala conducta, hacemos que se perpetúe.
Para cambiar esta situación, puedes aprovechar que a los niños les encanta que les elogien porque se sienten amados y especiales. Así que presta atención cuando tu hijo hace algo bien y felicítale, aunque solo sea por pequeñas buenas acciones. Esto lo animará a portarse bien y hará que sea menos necesaria la disciplina.
3. Establece expectativas claras
Es mucho más eficaz pedirles qué es lo que quieres que haga exactamente que decirle lo que no debe hacer. Es decir, cuando les das instrucciones concretas estás estableciendo expectativas claras y es más probable que el niño haga lo que le pides porque lo entendió.
Además, es importante fijar expectativas realistas y de acuerdo a su edad. Por ejemplo, pedir a tus hijos que permanezcan callados durante un día entero no será tan factible como pedirles 10 minutos de silencio mientras hablas por teléfono.
4. Distrae a tu hijo creativamente
Con las escuelas cerradas y limitaciones para explorar el espacio público con sus amigos, los niños pueden llegar a sentirse ansiosos y estresados. Por ello, cuando tengan un comportamiento difícil, una estrategia útil puede ser distraerle con una actividad más positiva.
De esta manera, cuando distraes la atención del niño hacia otra cosa cambiando de tema, iniciando un juego, llevándole a otra habitación o saliendo a dar un paseo, puedes conseguir desviar su energía hacia un comportamiento positivo.
5. Exponer con calma las consecuencias
Parte de nuestro crecimiento consiste en aprender que lo que hacemos puede traer consecuencias. Explicarle esto a los menores es un proceso sencillo que le animará a comportarse bien y aprender sobre la responsabilidad.
Con esta estrategia puedes darle a tu hijo la oportunidad de hacer lo correcto explicándole las consecuencias que puede tener su mal comportamiento. Si hace lo que le pides, llénalo de elogios y felicitaciones, pero si persiste en su conducta, aplica las consecuencias tranquilamente y sin mostrar enojo.
De esta manera, estarás creando un ciclo de retroalimentación positiva para tu hijo. Recuerda que la coherencia es un factor clave para la crianza positiva, y por eso es importante que a los actos sigan consecuencias que puedas llevar a cabo.
Es relevante admitir el estrés que sienten los padres y madres al ver que su niño se está comportando mal. En momentos así, es necesario hacer una pausa para recobrar la calma, respirar profundamente cinco veces y reflexionar acerca de la situación, recordando que eres capaz de responder adecuadamente.
Asimismo, debes reconocer la fantástica labor que haces a diario como progenitor. Sé consciente de que la crianza en sí misma requiere una constante adaptación a los cambios de los niños y niñas y que hacerlo durante una pandemia es todo un desafío. No olvides que ya lo has hecho antes, y sin duda podrás hacerlo también en este escenario.
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