EE.UU desarrolla un sistema de defensa para protegerse de los misiles hipersónicos de China y Rusia

Estados Unidos está creando su propio sistema de defensa capaz de acabar con los misiles hipersónicos de China y Rusia, sus principales rivales. El país norteamericano está destinando una fuerte inversión al desarrollo de este mecanismo que supuestamente lo mantendría a salvo de las armas de sus enemigos.

Northrop Grumman y Raytheon Missiles and Defense son las dos empresas encargadas de la fabricación de este sistema. La Agencia de Defensa de Misiles (MDA por sus siglas en inglés) del Departamento de Defensa de EE.UU ha destinado más de US$60 millones para que esta alianza desarrolle un interceptor en fase de planeo, pieza clave en el proyecto.

El escudo anti-misiles hipersónicos de EE.UU

El sistema de defensa de Estados Unidos promete combinar distintos aditamentos como radares terrestres, sensores espaciales y armas de gran alcance y poder que sean capaces de rastrear, interceptar y eliminar los proyectiles hipersónicos de los enemigos de dicha nación en un escenario de esta escala.

Raytheon Missiles and Defense fue el encargado del diseño de este sistema con un mecanismo de microondas de alta potencia que utiliza energía radioeléctrica concretada. De este modo, el escudo tiene la capacidad de destruir la electrónica de los misiles de sus adversarios.

Esta tecnología es capaz de viajar a la velocidad de la luz pero su munición será limitada por la cantidad de energía disponible para alimentar el sistema. Según lo que señalan ambas organizaciones, se espera que ya existan varios prototipos desarrollados para febrero de 2023.

EE.UU se prepara ante un posible ataque hipersónico

Paralelamente, la Agencia de Desarrollo Espacial de Estados Unidos (SDA por sus siglas en inglés) busca fabricar y enviar una red de 28 satélites a la órbita baja de la Tierra. De este modo, este sistema también puede alertar y hacer seguimiento a los misiles hipersónicos de Rusia y China.

Según lo que detalla el organismo, se espera tener bajo control de Estados Unidos entre 300 y 500 satélites de comunicación a largo plazo para que puedan proporcionar datos militares y conectividad. Por otra parte, la capa de rastreo señalará, alertará y seguirá a las posibles amenazas contra la nación.

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