Los resultados del análisis de TRAPPIST-1 b con el telescopio James Webb reducen las esperanzas de encontrar vida en sus planetas hermanos.
Científicos utilizaron el telescopio espacial James Webb para analizar las temperaturas del exoplaneta rocoso TRAPPIST-1 b, hermano de los candidatos más importantes a albergar vida en el universo.
Lastimosamente para sus intereses, las mediciones han arrojado un resultado desalentador: es posible que el planeta no mantenga una atmósfera significativa, un común denominador que puede compartir con el resto de los planetas del sistema y que no permitiría el desarrollo de vida tal como la conocemos.
Los análisis del equipo
A 40 años luz de distancia de la Tierra se encuentra una estrella enana roja ultrafría llamada TRAPPIST-1. En su órbita se encuentran siete planetas rocosos.
De los siete, tres son los planetas con condiciones de albergar vida, pero el planeta elegido a analizar no fue uno de ellos, sino TRAPPIST-1 b, el más interno. Este tiene una distancia orbital de cerca de una centésima parte de la Tierra y recibe aproximadamente cuatro veces la cantidad de energía que nuestro planeta obtiene del Sol. Aunque como tal no se encuentra en la zona habitable del sistema, sus mediciones proporcionan información importante sobre sus planetas hermanos y otros de similares características.
“Este planeta está bloqueado por las mareas, con un lado que mira hacia la estrella en todo momento y el otro en oscuridad permanente”, dijo Pierre-Olivier Lagage de CEA, quien es coautor del artículo publicado en Nature. “Si posee una atmósfera para circular y redistribuir el calor, el lado diurno será más fresco que si no hubiera atmósfera”.
A través del instrumento de infrarrojo medio (MIRI) del James Webb, los científicos evaluaron la emisión térmica del planeta y determinaron que la atmósfera de este planeta es casi nula ya que redistribuye poco o nada la radiación de la estrella del sistema, además que no hay absorción detectable de dióxido de carbono.
Un exoplaneta frío
Asimismo, se determinó que TRAPPIST-1 b mantiene una temperatura promedio de 230 grados bajo cero en el lado diurno del planeta.
Según los investigadores, una posibilidad es que la estrella del sistema destruyó la atmósfera de TRAPPIST-1 b. Al ser una enana roja, tiene una gran tendencia a estalla, por lo que pudo haber provocando la destrucción no solo de la atmósfera de este planeta, sino también de TRAPPIST-1 e, 1 f y 1 g, los tres exoplanetas con posibilidades de albergar vida.
Los resultados llevan a los investigadores a pensar que el resto de sistemas con exoplanetas pueden tener condiciones similares, pero sus hipótesis no son concluyentes: aún yace la esperanza de encontrar vida en el universo.
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