Musk enfrenta acusaciones de conflicto de interés por sus empresas Starlink y SpaceX mientras busca privatizar operaciones espaciales del gobierno de EE.UU.
Elon Musk, el multimillonario tecnológico y CEO de SpaceX, se encuentra en el centro de una controversia que involucra posibles conflictos de interés y la privatización de operaciones espaciales y satelitales del gobierno estadounidense.
Según información reciente de The Guardian, Musk parece estar sentando las bases para privatizar algunas operaciones que actualmente están bajo la autoridad de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), o dirigir lucrativos contratos hacia sus empresas SpaceX y Starlink.
Esta situación ha generado preocupación entre exempleados de la NOAA, quienes advierten sobre las implicaciones de poner el control de la infraestructura de comunicaciones de la nación en manos del hombre más rico del mundo. La NOAA, que opera como parte del Departamento de Comercio de EE.UU., es responsable de una amplia gama de actividades económicas en las que confía el público, desde servicios de telefonía móvil confiables hasta pronósticos meteorológicos.
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Musk, encargado por Donald Trump de reducir drásticamente la fuerza laboral y los costos del gobierno federal, ha despedido a cerca de 1,300 empleados de la NOAA hasta ahora. Esto ha llevado a especulaciones sobre los verdaderos motivos detrás de estos recortes, especialmente considerando que Musk respaldó a Trump con millones de dólares en financiamiento para las elecciones de 2024.
La situación se complica aún más con informes de que al menos otras cuatro agencias federales han comenzado a impulsar nuevos contratos hacia Starlink, la empresa de internet satelital de Musk. Esto incluye a la Administración Federal de Aviación (FAA), que supuestamente ordenó al personal encontrar decenas de millones de dólares en financiamiento para nuevos contratos con Starlink.
Uno de los programas más afectados por los recortes de DOGE es el Sistema de Coordinación de Tráfico para el Espacio (TRACCS), que gestiona miles de satélites, escombros y naves espaciales, y ayuda a prevenir hasta 50,000 casi colisiones diarias. Con el despido de casi todo el personal de TRACCS, se teme que esto pueda abrir la puerta a la privatización, con SpaceX en la mejor posición para hacerse cargo.
Los críticos argumentan que esta situación plantea serias preguntas sobre conflictos de interés, ya que Musk podría estar utilizando su posición para dirigir fondos gubernamentales hacia sus propias empresas. Además, existe preocupación sobre la calidad y confiabilidad de los servicios si se privatizaran, especialmente en áreas críticas como los pronósticos meteorológicos y la gestión del tráfico espacial.
La controversia también se extiende al espectro de radiofrecuencia, donde SpaceX y otras empresas están presionando al gobierno federal para subastar valiosas bandas. Esto podría tener implicaciones significativas para las comunicaciones inalámbricas y los pronósticos meteorológicos, ya que la NOAA depende de frecuencias específicas para monitorear el movimiento del vapor de agua en la atmósfera.
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