Según la autora del estudio, el accidente nuclear de 1986 provocó que la genética de los perros que habitan en las zonas cercanas a Chernóbil cambie.
El accidente nuclear de Chernóbil ha quedado marcado como una de las tragedias más grandes que han ocurrido en la historia de la humanidad y esto queda totalmente demostrado con todas las consecuencias que tuvo y que se siguen descubriendo casi 4 décadas después de que ocurrió. La más reciente involucra a los perros silvestres que habitan en la zona de exclusión, quienes han sufrido mutaciones únicas en su código genético por la radiación.
En 2017, los científicos de la Universidad de Carolina del Sur y otros reclutas iniciaron el Dog of Chernobyl Research Initiative, un proyecto que tuvo como objetivo estudiar a los canes que viven en las zonas cercanas a Chernóbil. El estudio aprovechó para obtener muestras de sangre de los perros silvestres de dichos lugares para analizar su ADN y, finalmente, los resultados se publicarán este mes en la revista Science Advances.
¿Qué sucedió con los perros que viven cerca a Chernobyl?
Según lo que relatan los investigadores, éstos notaron que las camadas de perros salvajes dentro y alrededor de la zona afectada por el accidente nuclear incrementarían su tamaño en el verano y caerían en el invierno debido a la falta de recursos. Por ello, todos estos canes pasaron por todos los exámenes médicos, vacunas y castración/esterilización necesarias para seguir con las evaluaciones.
Cuando los científicos compararon la genética de los perros silvestres de Chernóbil con la del resto de perros de otras partes del mundo, hallaron una diferencia bastante evidente que certifica que estos especímenes y sus descendientes lograron sobrevivir a las condiciones de esta área desde 1986. El tener que habitar este lugar cambió su ADN e incluso los perros de la zona de exclusión cuentan con una plétora de diferencias.
El desastre de Chernóbil y su efecto en los perros
Gabriella Spatola, autora principal del estudio Dog of Chernobyl Research Initiative, mencionó lo siguiente al portal Gizmodo: “encontramos que hay dos poblaciones principales de perros dentro de la Zona de Exclusión de Chernóbil; los que viven en las áreas industriales de la planta de energía nuclear de Chernobyl y los que viven aproximadamente a 15 kilómetros de distancia en el área residencial llamada Chernobyl City. Dentro de estas dos grandes poblaciones, encontramos que había 15 familias en total. Pero también vimos mucha migración y mezcla, y la familia más grande tenía perros en todos los sitios que estudiamos. También tienen ascendencia de raza pura, particularmente de razas tipo pastor”.
Además, la investigadora agregó lo siguiente: “la población de perros de Chernóbil brinda una oportunidad única para estudiar los efectos a largo plazo de la radiación en una población que está estrechamente vinculada a los humanos en un entorno natural. Los desastres nucleares inevitablemente ocurrirán, y la información que podemos obtener al estudiar el impacto que esto tiene en las poblaciones domésticas proporcionará información clave sobre cómo podemos estar mejor preparados en el futuro”.
Es importante resaltar que, pese a que los científicos pudieron distinguir las poblaciones de perros silvestres, no señalaron a la radiación como la razón directa de estas diferencias genéticas. Por el momento, el estudio sentará un precedente en el caso y permitirá conocer más a fondo cómo los entornos radioactivos pueden influir en los genomas animales.
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