Con el ánimo de acercar el conocimiento científico a una proporción cada vez más amplia de la población mundial, el 14 de febrero de 2002 nació en Hungría la Iniciativa de Budapest para el Acceso Abierto. La iniciativa buscaba la eliminación de las barreras de acceso a la literatura científica con el propósito de acelerar la investigación, enriquecer la educación y compartir el conocimiento científico generado[1]. Emerge así el movimiento de acceso abierto que ha venido teniendo gran aceptación en todo el mundo y que hemos visto manifestado claramente durante los últimos meses, a la luz de la pandemia por la COVID-19.
A la Iniciativa de Budapest le siguió la Declaración de Bethesda sobre Publicación de Acceso Abierto[2] y la Declaración de Berlín[3] consideradas estas tres como las declaraciones públicas más influyentes de este movimiento. Y le siguen muchas más como la declaración conjunta COAR-UNESCO sobre Acceso Abierto[4], la declaración de la IFLA sobre el Acceso Abierto a la Literatura Académica y Documentación de Investigación[5], entre otras que apuntan a ampliar el acceso a información científica de calidad.
El acceso abierto a los conocimientos científicos y académicos significa acceso en línea, sin costo alguno para cualquier usuario, sin obstáculos técnicos (como el registro obligatorio o el inicio de sesión en plataformas específicas) a las publicaciones resultantes de la investigación, como son los artículos y los libros[6]. La idea es que a través de internet cualquier persona pueda leer, descargar, copiar, distribuir, imprimir, buscar o usar estas obras con cualquier propósito legal, sin ninguna barrera financiera, legal o técnica1.
Para hacer realidad el acceso abierto al conocimiento científico, se deben involucrar a los productores de este conocimiento que son los científicos, desarrolladores tecnológicos e innovadores. La mayoría de ellos, continúan cediendo los derechos de lectura de sus obras a editoriales que los ponen bajo barrera de pago.
Una de las recomendaciones que este movimiento propone para conseguir el acceso abierto es el denominado autoarchivo. El autoarchivo se refiere al depósito de las obras por parte de los propios autores típicamente en un repositorio de acceso abierto. Un repositorio es sistema de información que reúne, preserva, divulga y otorga acceso a la producción intelectual y académica, almacenada en un formato digital, en el que se permite la búsqueda y la recuperación para su posterior uso[7].
El Perú es uno de los pioneros en Latinoamérica en legislación vinculada a acceso abierto. El 5 de junio del 2013 se publica la ley 30035[8] que regula el repositorio nacional digital de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) de acceso abierto. Le siguieron los pasos países como Argentina que en diciembre de 2013 promulgó la ley 26.899[9] y México que en mayo del 2014 reformó su ley de Ciencia y Tecnología[10]. Como muestra de esto, todas las universidades peruanas licenciadas, depositan los documentos de tesis en sus repositorios institucionales y estos pueden ser consultados por cualquier persona.
El repositorio nacional digital de CTI de acceso abierto peruano es conocido como ALICIA y se puede acceder a él de forma libre y gratuita a través de la URL https://alicia.concytec.gob.pe/. ALICIA cosecha la metadata de los repositorios de las instituciones académicas y científicas peruana y es un nodo a través del cual se vincula la producción nacional de CTI en nuestro país. Es una vitrina a partir de la cual se expone la producción nacional peruana.
¿Qué se puede hacer por mejorar el acceso abierto en nuestro país? Las condiciones están dadas para que nuestro país siga siendo líder en acceso abierto a la información académica y científica a nivel de la región. Todas las universidades licenciadas peruanas cuentan con un repositorio institucional, pero es necesario que las universidades depositen sus obras en sus repositorios. Para esto es necesario generar al interior de cada institución, políticas y flujos de trabajo que promuevan y faciliten el autoarchivo de las obras en los repositorios. Los investigadores tienen desconocimiento con respecto a que las que las investigaciones que ya han publicado en revistas no se pueden auto-archivar, lo cierto es que hoy en día las revistas poseen políticas editoriales que permiten el autoarchivo de sus obras, generalmente luego de un periodo de embargo; en contraposición las revistas de acceso abierto si permiten la publicación de pre y pos-print. Ahora más que nunca es necesario que los gestores de investigación trabajen de la mano con las bibliotecas de las instituciones académicas y científicas peruanas para generar las sinergias necesarias para impulsar el acceso abierto en nuestro país.
[1] https://www.budapestopenaccessinitiative.org/translations/spanish-translation
[2] https://ictlogy.net/articles/bethesda_es.html
[3] https://openaccess.mpg.de/67627/Berlin_sp.pdf
[4] https://www.coar-repositories.org/files/Declaracio%CC%81n-conjunta-COAR-UNESCO-sobre-Acceso-Abierto-mayo-2016-2.pdf
[5] https://www.ifla.org/ES/publications/declaraci-n-de-la-ifla-sobre-el-acceso-abierto-a-la-literatura-acad-mica-y-documentaci-n-de-investigaci-n
[6] Bezjak, Sonja, Conzett, Philipp, Fernandes, Pedro L., Görögh, Edit, Helbig, Kerstin, Kramer, Bianca, … Heller, Lambert. (2019). Manual de Capacitación sobre Ciencia Abierta. Zenodo. http://doi.org/10.5281/zenodo.2588214
[7] Bustos-González, Atilio, Fernández-Porcel, Antonio y Johnson, Ian M. (2007). Directrices para la creación de repositorios institucionales en universidades y organizaciones de educación superior. Babel Library . Alfa Network Babel Library.
[8] https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/ley-que-regula-el-repositorio-nacional-digital-de-ciencia-t-ley-n-30035-946195-2/
[9] http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/220000-224999/223459/norma.htm
[10] http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/lct/LCT_ref08_20may14.pdf

Comparte esta noticia