Una clave para comprender el impacto del tráfico en las zonas urbanas, desarrollar estrategias y establecer políticas públicas efectivas en bien de la comunidad es tener una visión integral del sistema. En este caso particular, esta comunidad urbana en continua competencia por un único bien común, la calle.
La teoría de los bienes comunes propuesta por Elinor Ostrom, primera mujer galardonada con el Premio Nobel de Economía en el año 2009 por sus estudios sobre la gobernanza y del efecto de la cooperación e interacción de los grupos con el fin de resolver los problemas relacionados con los bienes comunes.
Ostrom propone comprender la diversidad de las reglas formales e informales que rigen el comportamiento humano para comprender el efecto de las políticas públicas en la solución de los problemas.
La calle es un bien común -donde los actores como los peatones, ciclistas, transportistas y público de todas las edades y condiciones están en una continua competencia por uso; para ir a comprar, para ir a trabajar, para ir a estudiar, para intercambiar bienes, para las actividades laborales, para el ocio y otras- que en el mundo ideal debería ser sostenible, socialmente responsable y seguro.
Durante mi participación en la Semana del Transporte Inteligente en Long Beach, California; comprobé este proceso de comprensión de las reglas formales e informales en el taller de carga urbana para los formuladores de políticas (urban freight workshop for policymakers).
Los grupos de trabajo tenían representantes del sector público, privado y académico, cada uno con su perspectiva en el uso de la calle, con sus fortalezas y debilidades; trabajando en conjunto en el reto, en hacer la calle más sostenible, segura a los peatones y asegurar el flujo continuo del sistema transporte.
El sector público en el rol del planificador y promotor de las políticas públicas, el sector privado como el ejecutor y participante en las estrategias, y el sector académico como generador e integrador del conocimiento; todos trabajando en conjunto para una adecuada gestión del bien común, la calle.
Si vemos el sistema de las ciudades del Perú y el uso del bien común, el panorama no es muy auspicioso. Ninguna de nuestras ciudades tiene un sistema integrado de transporte público, el 70,50% de la población se desplaza de manera “multimodal” usando los sistemas formales (líneas de ómnibus y metro) e informales (combis, colectivos, mototaxis); el 7,00% en un sistema de taxi principalmente en una zona gris entre la formalidad e informalidad, con las aplicaciones de taxis y la nueva “ilegal” aplicación de motocicletas.
La normatividad y la autoridad de las vías están en continua competencia y contradicción. La inseguridad es permanente. La sostenibilidad y la responsabilidad social de la calle no están en la agenda.
Y las preguntas de cajón son: ¿qué podemos hacer?, ¿qué podemos hacer sin recursos municipales?, ¿qué podemos como ciudadanos?
En las políticas públicas, considerar en todo momento el bien común; con una comunicación, colaboración y confianza entre los sectores público, privado y académico.
En la gestión de la calle, mejorar la señalización, informar las regulaciones al público, rediseñar la geometría de las ciudades y rediseñar las aceras con rampas.
En la infraestructura, mejorar el flujo de los vehículos con la construcción de óvalos, rediseño de las vías y segmentación de las vías con zonas establecidas para el flujo de peatones, bicicletas, transporte público, transporte de carga y transporte privado. Así como, evitar interrumpir el flujo de los vehículos con zonas de carga y descarga para mercadería y paraderos para los pasajeros.
En la gestión de área públicas, establecer en los mayores generadores de carga (edificios públicos, centros comerciales, conjuntos habitaciones y otros) zonas de carga y descarga de productos, zonas de consolidación de carga, paraderos de pasajeros y estacionamientos.
En nuestro rol de conductor, respetar al peatón, usar el claxon en caso de emergencia, pensar en contribuir al flujo de vehículos en lugar de cubrir los espacios, evitar jugar Tetris.
En nuestro rol de usuario de un servicio público, a usar los paraderos establecidos y evitar interrumpir el flujo de los peatones y vehículos.
Como un aporte en nuestro rol como generador e integrador del conocimiento, el Perú será la sede del XXI Congreso Panamericano de Transporte y Logística, del 05 al 07 de agosto de 2020, con representantes de todo el mundo www.panamstr.com/
En noviembre se presentaron desmanes en todo Lima producto del paro de los colectivos informales que se mantienen por la demanda del mercado. En Lima circulan unos 30 mil taxis colectivos de forma ilegal, con los mayores paraderos en el Centro de Lima. Bajo la coyuntura del país, ¿es la informalidad, una forma de corrupción?
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