
Alan es un contador exitoso que trabaja para una consultora. Habiendo comenzado la época de auditorías, un día Alan regresa a casa tras haber salido de una reunión difícil en la que fue reprendido por tardar en dar una respuesta a un cliente. Alan, dándose cuenta de que el fin de semana no podría llevar a su hijo de paseo porque tendría que trabajar, se puso de rodillas, se agarró la cabeza y solo alcanzó a hacerse una pregunta: ¿por qué sigo haciendo este trabajo?
A partir de ese día dejó de disfrutar de su trabajo, dejó de encontrarle sentido y comenzó a frustrarse por la cantidad de horas que pasaba en la oficina. Alan comenzó a experimentar una crisis de identidad, a pesar de que hasta hace poco consideraba que le iba bien. Como Alan, muchas personas con trabajos estresantes eventualmente se dan cuenta que no son felices cuando su balance de vida es solo el trabajo, llegando muchas veces a padecer de burnout.
Con el pasar de los años, Alan pasaba más horas en la oficina, lo cual creía era el precio que tenía que pagar por su rápido ascenso en la compañía. Sin embargo, al momento que centramos la atención en una actividad demandante durante la mayor parte de nuestro día, esta será más importante, llegando a fusionarse con nuestra identidad, desplazando aquellas otras actividades que la componen.
A veces, inclusive lo normalizamos. Alan se había acostumbrado a la paga a fin de mes, a su carro, a los grandes restaurantes y vacaciones, pero también había dejado que estas pasen a ser su forma de presentarse frente a los demás. Inclusive si no hubiese llegado a un burnout, seguir en esta línea habría terminado por generarle problemas como depresión, ansiedad y aislamiento de los demás.
Es importante que en nuestra vida hagamos tiempo para desarrollar actividades que no estén relacionadas al trabajo. Puede ser tan simple como dedicar 1 hora a ejercitarse, o reservar un espacio para ver una película o salir en familia. Lo importante es empezar pequeño e ir buscando hacer un hábito de ello.
Busque aquello que es importante en su vida, desde sus relaciones, su grupo amical, sus hobbies, o su familia. Si no puede responder a la pregunta: “¿quién soy?” sin centrarse en su título profesional, es el momento de redescubrir la respuesta a esta pregunta.
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