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En el año 2005 apareció la obra 'La singularidad está cerca. Cuando los humanos trascendamos la biología', del ingeniero informático Raymond Kurzweil (1948). En este libro, Kurzweil predijo la inminente convergencia de las entidades biológicas y no biológicas (artificiales), generándose una fusión de nuestro pensamiento de fundamento biológico/cultural con la inteligencia no biológica que estamos creando, lo que nos permitirá expandir y revisar nuestra propia inteligencia. En ese sentido, ¿qué es la singularidad según Kurzweil?
'Singularidad' es un concepto que Kurzweil adaptó de la matemática y de la astronomía. Según este autor, se prevé un futuro donde los avances tecnológicos, especialmente en IA, nanotecnología y genética, conducen a una transformación fundamental de la existencia humana, difuminando las líneas entre humanos y máquinas, inteligencia biológica y no biológica, y realidad física y virtual. Esta transformación plantea numerosas posibilidades y preocupaciones, requiriendo una cuidadosa consideración de sus implicaciones éticas, sociales y filosóficas.
Según Kurzweil, la singularidad tecnológica se fundamenta en la 'ley de los rendimientos acelerados' y en su naturaleza exponencial. Según este pensador transhumanista, la Ley de los Rendimientos Acelerados describe la aceleración del ritmo y el crecimiento exponencial de los productos de un proceso evolutivo. Esto se aplica particularmente a la información y las tecnologías relacionadas, como la computación. La Singularidad es el resultado inevitable de esta ley, planteada en su libro La era de las máquinas espirituales (1998). Por lo tanto, es esencial examinar la naturaleza de este proceso evolutivo para comprender las implicancias complejas de la singularidad tecnológica.
Asimismo, esta ley describe la aceleración inherente al ritmo de la evolución, donde la evolución tecnológica es una continuación de la evolución biológica. El ritmo de cambio de la tecnología creada por el hombre se está acelerando y sus capacidades están creciendo a un ritmo exponencial. Este crecimiento comienza casi imperceptiblemente y luego explota con una furia inesperada. Kurzweil observó que los modelos matemáticos muestran que se está duplicando la tasa de cambio de paradigma cada década. Durante el siglo XXI, se experimentará el equivalente a veinte mil años de evolución, medidos según el ritmo actual, lo que es aproximadamente mil veces más de lo conseguido en el siglo XX. De modo, estaríamos viviendo una era de estallido exponencial de todas las tecnologías posibles.
Un aspecto que Kurzweil observó con detalle a comienzos del siglo XXI fue el de la IA. En ese entonces el ingeniero norteamericano ya venía como algo inminente una explosión de innovación tecnológica alrededor de este tipo de inteligencia. La cúspide de este sería que la inteligencia humana, unida con la IA, se expande a una velocidad infinita, transformando la comprensión y permitiendo una inteligencia superior a la actual mediante la unión con la tecnología. La Singularidad es la fase de casi vertical de crecimiento exponencial que se produce cuando la tasa es tan extrema que la tecnología parece estar expandiéndose a una velocidad infinita. ¿Alcanzaríamos la superinteligencia? Eso es bastante perturbador.
Otros de los temas que abordó este libro de Kurzweil es el del “final de la muerte”. El concepto del "fin de la muerte" se aborda desde una transformación radical impulsada por los avances tecnológicos, especialmente en genética, nanotecnología y robótica (GNR). Este cambio no implica necesariamente la inmortalidad en el sentido tradicional, sino más bien una redefinición de la vida y la muerte a través de la tecnología. En ese sentido, a medida que avanzamos hacia una existencia no biológica, obtendremos los medios para "copiarnos a nosotros mismos" (almacenar los patrones clave que subyacen a nuestro conocimiento, habilidades y personalidad), lo que elimina la mayoría de las causas de la muerte tal como la conocemos. Esto se presentaría como una oportunidad de alcanzar una suerte de inmortalidad informática, donde tendríamos la oportunidad de convertir nuestra vida, nuestra historia, nuestros pensamientos y nuestras habilidades en información que duraría mucho tiempo, miles o ciento de miles de años. La transformación a la experiencia no biológica implica que será el patrón de un software humano el que persista y se desarrolle lentamente, con una evolución propia.
Son tantos los temas de este inquietante libro, que es imposible reseñarlo en este espacio de manera conveniente. Sin embargo, ahora que cumple veinte años de su publicación, creemos que es importante evaluar hasta que punto las ideas de Kurzweil han impactado en el espíritu que anima a transhumanistas y posthumanistas. Además, para pensar si esto es algo que realmente queremos todos los humanos o solo la elite tecnófila que cada día adquiere más poder político y económico a nivel mundial. Veremos si la predicción de Kurzweil, de alcanzar plenamente la singularidad tecnológica, se logra el 2045.
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