Como parte de un desafío a la creatividad y un esfuerzo para estar más cerca de la gente, el Arzobispado de Lima creó en la quincena de abril la central telefónica de escucha y acompañamiento espiritual que ha recibido más de cien llamadas. Así lo señaló Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima en el programa Diálogo de fe.
Si bien esta iniciativa conocida como Lima ¡levántate! Estamos contigo, ha generado una respuesta positiva por parte de personas atendidas, así como de los 800 voluntarios inscritos en la pastoral de salud del Arzobispado de Lima, aún es insuficiente la presencia de la iglesia en esta emergencia.
Un médico de la dirección de redes integradas de Lima Norte del Minsa, empieza su día muy temprano. Antes de distribuir a dos equipos de 80 personas que realizarán los diagnósticos domiciliarios del covid-19, rezan juntos un padrenuestro pidiendo por ellos, sus familiares y por los pacientes.
La mayor preocupación del médico es que lleguen nuevos pacientes que requieran oxigeno o ventilador, pues están totalmente copados. “Es una sensación de impotencia muy profunda”, señala.
En esos casos “nos quedamos con las manos atadas con las familias y los pacientes que está prácticamente agonizando y no podemos darle la ayuda que requieren”, advierte.
“Sería de muchísima ayuda que los pacientes puedan tener la compañía espiritual de algún sacerdote que pueda consolar o animar con palabras esenciales, o si el paciente lo necesite recibir algún sacramento”, acota el médico, quien señala que hasta el momento tienen alrededor de un centenar de personas fallecidas en la zona. Según explica, la mayoría mueren solas.
Si bien la disposición de las autoridades eclesiásticas regidos por el gobierno es que los sacerdotes no salgan de sus parroquias, ¿quién está velando por la salud y acompañamiento espiritual no solo de los pacientes sino del personal de la salud que diariamente se juega la vida por los enfermos en esta pandemia mundial?
“Cuanto bien nos haría recibir en esta coyuntura de emergencia las palabras de un sacerdote o por lo menos el agua bendita que se pueda dar a todos. Espero que nuestros pastores tomen en cuenta esto y se den cuenta que los laicos necesitamos a nuestros sacerdotes en forma muy cercana”, acota.
No solo en el Perú, sino a nivel global las autoridades deben incluir la asistencia religiosa a personas postradas en centros de salud, pues esto responde a velar por su dignidad como personas. No olvidemos la naturaleza de la labor de los sacerdotes y su misión pastoral que eligieron con plena libertad al igual que médicos y policías.
La colaboración entre el Estado, las autoridades religiosas y la sociedad civil serán fundamentales para ir perfeccionando mediante propuestas las medidas establecidas por el gobierno con la finalidad de proteger y no vulnerar los derechos fundamentales de las personas en esta emergencia mundial.
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