La pandemia por el nuevo coronavirus ha propiciado el consumo de películas y novelas que abordan la extinción de la humanidad. ¿Qué buscamos cuando vemos o leemos estas ficciones?
Los ránking pueden ser elocuentes: hace unas semanas, “Virus”, una cinta coreana sobre una pandemia que acaba con la humanidad, se posicionaba como una de las más vistas en Netflix. No era, por supuesto, la primera, pues le había tomado la posta a “Contagion”, otro filme sobre una enfermedad que acecha al mundo entero, pero sobre todo a Estados Unidos.
Este consumo de contenido posapocalíptico no se limita solo al séptimo arte. En marzo de este año, mientras el nuevo coronavirus se expandía con ferocidad a lo largo de Europa, la novela “La peste” de Albert Camus se disparó en ventas en Francia e Italia. La editorial francesa Gallimard llegó a registrar un alza de 40% en comparación a la cantidad de ventas del año pasado.
Durante este aislamiento social, en las redes sociales hubo más de un libro que fue objeto de análisis por resultar premonitarias en su cercanía con la realidad: “The Stand”, de Stephen King, cuya trama se centra en un virus gripal que provoca la muerte del 90% de la población, y “Los ojos de la oscuridad”, de Dean Koontz, que tiene un capítulo en el que se refiere a un arma biológica llamada “virus Wuhan-400”.
¿Por qué las personas, en medio de una pandemia, buscan ficciones que exploren escenarios posapocalípticos? ¿Cuáles respuestas pretenden encontrar en la ficción? ¿Qué nos atrae de nuestra propia extinción?
FICCIONES DEL FIN DEL MUNDO
Como comentó el escritor, crítico y profesor José Güich a RPP Noticias, la atracción por la extinción humana no es una novedad entre los creadores y sus lectores. “Ya desde la Antigüedad, escritores como Virgilio, en sus ‘Geórgicas’, describieron muertes masivas producidas por agentes patógenos desconocidos en aquellos lejanos siglos”, explicó.
La razón por la que son concebidos libros como el “Decameron”, del italiano Giovanni Boccaccio, o “Diario del año de la peste”, del inglés Daniel Defoe —ambas obras maestras sobre el final de la vida humana producida por una peste, escritas con 369 años de diferencia—, corresponden, según Güich, a “un anhelo desesperado de afirmar la vida ante la muerte”.
En la actualidad, géneros como la ciencia-ficción y el terror exploran mejor que otros esa incertidumbre humana de tan viejo cuño. “Hoy, la pandemia del coronavirus llevará a nuevos acólitos a la ciencia ficción, buscando respuesta a sus miedos, pero es más saludable quedarse en el terreno de las preguntas: simplemente, el futuro llega”, sostuvo Güich, experto en el género.
Una opinión similar compartió José Carlos Cabrejo, crítico de cine y docente de la Universidad de Lima, quien apuntó que la creciente afinidad por el cine de pandemias nace de aquello que dijo el escritor H.P. Lovecraft: el miedo a lo desconocido.
“Pero agregaría que es el miedo y el gusto por lo desconocido. Acudir a estas películas significa tratar de explicar algunas cosas: desde cómo puede funcionar un virus hasta el extremo de a dónde puede llegar un ser humano”, indicó a RPP Noticias.
Así, películas como “Pánico en las calles” de Elia Kazan (una de las primeras en abordar el pánico por un asunto viral), “Virus” de Kim Sung Soo, “Contagio” de Steven Soderbergh, o series como “The Walking Dead”, afrontan la decadencia humana desde diversos tratamientos: del melodrama coreano a la exploración de la descomposición del cuerpo en filmes americanos, es amplio el horizonte, pero zurcidos por una visión pesimista.
“Entender el mundo a través de la ficción, esa es la atracción: qué pasaría con mis padres, con mis amigos, con mi pareja. El asunto de la ficción da cierta comodidad, pero bajo la conciencia de que un desastre podría ocurrir, termina siendo seductor para muchas personas”, concluyó Cabrejo.
TIEMPOS TANÁTICOS
Existen, según la teoría del psicoanálisis, dos pulsiones que dividen los deseos de las personas: uno es el eros, que corresponde a la pulsión de vida, y el otro el tánatos, o pulsión de muerte, que refleja el deseo del ser humano por abandonar la lucha por la vida.
De acuerdo con la psicoterapeuta Liliana Tuñoque, la propagación de la COVID-19 ha despertado en todos nosotros aquella parte tanática. “Los pensamientos irracionales, negativos, están ganando mayor terreno por la misma coyuntura que vivimos”, explicó a RPP Noticias.
Por ello, las personas confinadas a causa de la enfermedad están alertas a buscar ficciones posapocalípticas que “reconfirmen nuestros miedos y angustias”. “Eso va a calmar mi ansiedad, porque uno se dice: ‘no es que sea yo, esto está pasando, lo he leído’. En cierta forma es paradójico: al ver esta situación, uno se siente seguro”, comentó.
Sin embargo, también hay otra explicación al consumo de este tipo de contenido. Según la doctora, “puede ser también una manera de evadir toda esta situación actual. Esto no está ocurriendo, no es conmigo”. Son los mecanismos de defensa que cada quien tiene para manejar una situación como la que estamos padeciendo.
Y algo hay de peligroso, si una ficción puede tener tal componente. Si este tipo de contenido llega a saturar a alguien con “una personalidad pesimismo, depresiva, hipocondriaca”, el resultado, de acuerdo con la psicoterapeuta, sería el recrudecimiento de pensamientos negativos, de muerte y enfermedad.
Algo, no obstante, es seguro: cuando la pandemia desaparezca, la ficción seguirá ahí.
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