Marco Hernandez, gerente general de DP World Callao, compartió en RPP su historia de esfuerzo, vocación portuaria heredada y liderazgo cercano. Su propósito siempre fue claro: mover la economía y transformar vidas.
Marco Hernandez, actual gerente general de DP World Callao, se presentó en Negocios 360 por RPP y dio a conocer su historia, el camino que lo llevó a liderar uno de los puertos más importantes de la región, el Puerto del Callao.
El vínculo de Marco Hernandez con el Puerto del Callao
La conexión de Hernandez con el mundo portuario es casi hereditaria. Su padre y primos trabajaron en puertos. Creció "prácticamente en un barco" y hay una foto de su madre embarazada en uno. Su padre trabajó en el Puerto del Callao, y de niño, Marco Hernandez quería ser como él.
Hoy, esta conexión familiar se une a un propósito mayor que lo motiva diariamente: saber que su trabajo no solo mueve la economía, sino que también "mueve personas".
Ver a hijos de trabajadores terminar la universidad o tener mejores oportunidades gracias al desarrollo generado por el puerto es lo que lo impulsa.
Los inicios del gerente general de DP World
Marco Hernandez ingresó a DP World hace 15 años, poco después del inicio de operaciones, a la edad de 25 años. Su primer puesto fue como supervisor de operaciones, el escalón inicial en la estructura operativa.
Sin embargo, su vínculo con los puertos comenzó mucho antes. A los 17 años, tuvo su primer trabajo en el Puerto de Matarani, en el sur de Arequipa. Allí, como parte de un convenio, empezó desde lo más básico: barriendo el muelle, pesando, contando sacos y trabajando en almacén.
Después de Matarani y una experiencia en Tramarza como agente marítimo, decidió unirse a DP World, eligiendo regresar a un puesto inicial de operaciones a pesar de tener ya una jefatura.
En 15 años, ha ascendido notablemente, acumulando siete promociones, trabajando en dos países y convirtiéndose en el primer gerente general peruano de la corporación.
Un desafío en su carrera
La asignación internacional en Surinam marcó un hito en su carrera. Aunque esperaba un destino diferente, esta experiencia de casi 3 años en Paramaribo resultó ser "bien retadora".
Pasó de un puerto controlado por equipos a uno donde el trabajo se hacía a lápiz y papel. Enfrentó desafíos culturales y de idioma, teniendo que aprender el dialecto local, Sranan Tongo.
Regresar de Surinam lo hizo valorar más las cosas y buscar un propósito. Aprendió una lección clave de su mentor: "llegarás hasta donde estés dispuesto a sacrificar". Esta enseñanza moldea su estilo de liderazgo, el cual describe como "bien cercano con las personas".
Busca aplicar la misma mentoría que recibió, guiando a las nuevas generaciones. Su enfoque es ser "suave con las personas, fuerte con los problemas", buscando alcanzar metas en conjunto.
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