Estados Unidos y la Unión Europea (UE) abordarán el exceso de capacidad mundial de acero y aluminio procedente sobre todo de China, que en los últimos tiempos ha comercializado su acero barato en los mercados internacionales, dirigiéndolo a países como EE.UU., a través de Europa, algo que Washington considera que penalizaba la competitividad de su industria.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Úrsula Von der Leyen, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, celebraron en Roma el acuerdo de suspensión de aranceles mutuos impuestos bajo la administración de Donald Trump, un "gran paso en las relaciones bilaterales", que refuerza la alianza y permite a ambos luchar "contra el cambio climático".
"EE.UU. no aplicará los aranceles de la sección 232 (de la Ley de Expansión Comercial) y permitirá la importación libre de aranceles de acero y aluminio de la UE en un volumen histórico" -cuya cantidad no fue detallada, aunque la prensa especializada baraja 3,3 millones de toneladas-; mientras que la UE "suspenderá los aranceles relacionados sobre productos estadounidenses", informó la Casa Blanca en una nota.
"Tras esta decisión de Estados Unidos, estoy satisfecha de anunciar que la Comisión propondrá suspender los aranceles que habíamos introducido", aseguró Von der Leyen, durante una comparecencia en la cumbre de líderes del G20 junto al presidente estadounidense.
Biden, por su parte, destacó que el acuerdo ayuda a "restablecer los flujos comerciales transatlánticos" y aborda los desafíos compartidos en relación con el cambio climático, al tiempo que garantiza una industria siderúrgica estadounidense fuerte y competitiva durante las próximas décadas, y crea empleos.
"Podemos desechar la idea de que no podemos hacer crecer nuestra economía y apoyar a los trabajadores estadounidenses mientras abordamos la crisis climática. Podemos hacer las tres cosas", argumentó.
La relación comercial entrela UE y EE.UU. se deterioró durante el mandato del presidente estadounidense Donald Trump (2017-2021), en particular a raíz de la imposición en 2018 de aranceles del 25 % a las importaciones comunitarias de acero y del 10 % a las de aluminio, a los que la UE respondió con su propia tanda a varios productos estadounidenses, entre ellos, el whisky de tipo "bourbon", la mantequilla de cacahuete, los arándanos o el zumo de naranja.
Ahora, la administración de Biden está recuperando la estrecha relación con sus socios europeos y una muestra más de ello es este pacto "histórico", tal y como lo describió él mismo.
De hecho, Von der Leyen destacó que desde la llegada de Biden a la Casa Blanca se ha restaurado "la confianza y comunicación" entre Bruselas y Washington y recordó que se han logrado acuerdos para eliminar los aranceles derivados de la disputa por los subsidios a Boeing y Airbus, se ha pactado un impuesto mínimo de sociedades a nivel global y se ha puesto en marcha un Consejo de Comercio y Tecnología, un foro para que Bruselas y Washington se coordinen en cuestiones como el comercio, la economía y la tecnología.
¿UN NUEVO FRENTE CONTRA CHINA?
El pacto anunciado ahora consentirá a ambos negociar un nuevo acuerdo comercial global para abordar el exceso de capacidad mundial de acero y aluminio procedente sobre todo de China, que en los últimos tiempos ha comercializado su acero barato en los mercados internacionales, dirigiéndolo a países como EE.UU., a través de Europa, algo que Washington considera que penalizaba la competitividad de su industria.
A partir de ahora, el acero que ingrese a los EE.UU. a través de Europa deberá haber sido producido íntegramente en Europa, una norma conocida como "fundido y vertido".
Pero además, se fomentará la protección del medio ambiente, porque, según dijo la Casa Blanca, "el acero y el aluminio fabricados en EE.UU. se producen con muchas menos emisiones que las alternativas más sucias fabricadas en la República Popular China y en otros lugares".
"Hasta la fecha, las empresas siderúrgicas y los trabajadores estadounidenses no han recibido ningún beneficio por su producción baja en carbono. El acero con bajo contenido de carbono en todos los tipos de producción, y los trabajadores que lo fabrican, serán incentivados y recompensados en el futuro", apuntó.
Y se creará un grupo de trabajo técnico encargado de compartir datos relevantes y desarrollar una metodología común para evaluar las emisiones integradas de acero y aluminio comercializados.
"El acuerdo global estará abierto a cualquier país interesado que comparta nuestro compromiso de lograr los objetivos de restaurar la orientación al mercado y reducir el comercio de productos de acero y aluminio con alto contenido de carbono", aseguró el Gobierno estadounidense en su comunicado.
Von der Leyen también confirmó que queda en pausa la denuncia que el club comunitario había presentado contra Washington ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) a raíz de los aranceles estadounidenses al aluminio y el acero.
(EFE)
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