Un estudio de la OIT prevé que las regiones más afectadas por este problema sean aquellas en las que los trabajadores son ya actualmente más vulnerables, como África Occidental y Asia Meridional, por lo que el fenómeno puede contribuir a una mayor desigualdad económica y de desarrollo en el planeta.
El cambio climático le costará a la economía mundial pérdidas por valor de 2,4 billones de dólares hasta 2030 a consecuencia de la pérdida de productividad que el calor provocará a los trabajadores, advierte un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que pide medidas paliativas.
El estudio, presentado hoy en rueda de prensa por sus autores, los expertos de la OIT Catherine Saget y Nicolas Maitre, calcula los efectos del calor y del estrés térmico que causa a los trabajadores, y concluye que habrá una pérdida del 2,2 % de las horas de trabajo globales, equivalentes a 80 millones de empleos a tiempo completo.
"La pérdida será equivalente a un 1,4 por ciento del PIB mundial (de 2030), o al actual producto interior bruto (PIB) del Reino Unido", comparó Saget, quien subrayó que sectores como la agricultura o la construcción, donde se suele trabajar en el exterior, serán de los más afectados.
"Se trata de una estimación muy conservadora, que toma en consideración un incremento de temperatura de 1,5 grados hasta finales de siglo, así que se trata del 'mejor' escenario posible", añadió Maitre.
El estrés térmico se produce cuando el cuerpo humano alcanza el límite de calor que puede soportar sin padecer degradación fisiológica y, por lo general, ocurre a temperatura ambiente superior a los 35 grados en condiciones de elevada humedad.
"Es básicamente cuando hace demasiado calor para trabajar, o al menos para hacerlo con alta intensidad", simplificó Saget para explicar que este estrés reduce la capacidad laboral y además supone un riesgo para la salud del empleado porque en casos extremos puede causar insolaciones que pueden llegar a ser mortales.
Aumento de la disparidad entre las naciones
En el estudio se prevé que las regiones más afectadas por este problema sean aquéllas en las que los trabajadores son ya actualmente más vulnerables, como África Occidental y Asia Meridional, por lo que el fenómeno puede contribuir a una mayor desigualdad económica y de desarrollo en el planeta.
Ocho de los 10 países que se espera resulten más afectados en términos relativos por el estrés térmico laboral son del grupo de naciones menos desarrolladas: Benin, Burkina Faso, Camboya, Chad, Sierra Leona, Sudán, Togo y Níger.
En el sector agrícola las más afectadas serán las mujeres, que constituyen la mayoría de los trabajadores de los cultivos de subsistencia en zonas pobres, mientras que en la construcción serán los hombres los más perjudicados, alerta el informe.
"Cabe esperar un aumento de la disparidad entre los países de menor y mayor nivel de ingresos, un empeoramiento de las condiciones de trabajo de las personas más vulnerables, y desplazamientos de población", explicó Saget.
Para hacer frente al desafío, la OIT recomienda la puesta en marcha de políticas a escala nacional que incluyan infraestructuras adecuadas contra el calor, sistemas de alerta temprana para hacer frente a los fenómenos térmicos, y una mejor aplicación de las normas internacionales de seguridad y salud laboral.
"No hemos calculado cuánto costaría esa inversión, pero cuando se prevén pérdidas de unos 2,3 billones, se ve como una buena opción para mitigarlas", subrayó Maitre.
EFE
Comparte esta noticia