Este martes 21 de octubre se cumplen 100 años del nacimiento de Celia Cruz, la legendaria cantante cubana conocida mundialmente como la 'Reina de la Salsa'.
En 1959, cuando la revolución cubana estaba en plena efervescencia, Celia Cruz ya era una de las artistas más populares del país gracias a su trabajo con la Sonora Matancera. Ese mismo año fue contratada para cantar en la casa del empresario Miguel Ángel Quevedo, dueño de la revista Bohemia, una publicación que en sus inicios apoyó el movimiento revolucionario.
Durante esa presentación, los invitados quedaron sorprendidos por la llegada de Fidel Castro. Quevedo se acercó a Celia para decirle que el líder quería conocerla, recordando que solía escuchar Burundanga mientras estaba en la Sierra Maestra. Más allá de intimidarse, la artista respondió que su lugar era el escenario y que, si Fidel deseaba saludarla, debía hacerlo él mismo. El encuentro nunca ocurrió.
Celia Cruz y su rechazo al régimen de Fidel Castro
Con Fidel en el poder, los medios de comunicación comenzaron a ser controlados. Celia percibió rápidamente que la libertad de expresión se estaba perdiendo. En 1960, fue convocada a cantar en el teatro Blanquita de La Habana. Al finalizar el ensayo, los artistas fueron informados de que un "invitado especial" asistiría al espectáculo. Celia sospechó que se trataba de Fidel Castro, y no se equivocó.
Durante el evento, el comandante pidió que interpretara Burundanga, pero la cantante se negó. De común acuerdo con los músicos, dijeron que no tenían las partituras de la canción. A pesar de no complacer la solicitud, el público la ovacionó de pie. Sin embargo, al terminar, el director del espectáculo le comunicó que no recibiría pago por no haber cumplido con el pedido del líder cubano; sin embargo, Celia le respondió que si debía humillarse para ganar dinero, prefería no tenerlo.
El inicio del exilio para Celia Cruz
Ese mismo año, el régimen intentó persuadirla en varias ocasiones para participar en actos oficiales, pero ella siempre se negó. La presión era constante, y solo los artistas afines al gobierno podían trabajar con libertad.
El 14 de julio de 1960, Celia Cruz dejó Cuba rumbo a México para cumplir con una serie de presentaciones. A partir de entonces, su comunicación con la familia se redujo a breves llamadas telefónicas, siempre bajo la sospecha de que eran vigiladas.
En 1962 recibió la noticia de la muerte de su madre y quiso regresar para despedirla. Sin embargo, el gobierno cubano le negó el permiso de entrada. Aquel rechazo marcó definitivamente su ruptura con la isla. Celia juró que mientras Fidel Castro permaneciera en el poder, nunca volvería a pisar suelo cubano.
Ella relata este episodio en su libro de memorias Celia, mi vida, escrito en colaboración con la periodista Ana Cristina Reymundo.
Un regreso simbólico a Cuba
La única vez que la 'Reina de la Salsa' estuvo cerca de su tierra fue en enero de 1990, cuando viajó a la Base Naval de Guantánamo, territorio bajo control estadounidense desde 1898. Celia Cruz fue invitada para ofrecer un concierto durante las celebraciones del Día de la Amistad Cubano-Americana.
Desde allí, la artista cantó frente a cientos de compatriotas y, según se puede ver en imágenes de archivo, tomó un pequeño puñado de tierra cubana para llevárselo consigo. Fue su forma de reencontrarse, aunque simbólicamente, con la isla que la vio nacer hace 100 años y de la que estuvo exiliada durante 43 años.