Huellas digitales, fotografía, asignamiento de celda, eliminación de pulsera SCRAM y rápido cambio de su ropa por un overol naranja fueron parte de su ingreso a prisión.
Al final, no importó si su abogado no la representó en el tribunal, de lo tarde que llegó (siete minutos), lo que llevaba pintado en las uñas o el mohín que hizo ante la juez Marsha Revel. Lo concreto es que Lindsay Lohan ya está en la cárcel.
Flanqueada por el abogado Shawn Chapman Holley que iba visiblemente a regañadientes, su madre Dina y su padre Michael, Lindsay se entregó a la corte esta mañana para comenzar a cumplir una condena de tres meses que, en realidad, se espera sea lo más cerca a tres semanas.
Como se anunció previamente, la juez Marsha Revel no permitió la presencia de medios de comunicación en la sala del tribunal para capturar el momento exacto de la entrega de LiLo en la cámara (la chica merecía eso para mantener un poco de dignidad, después de todo), ordenando que cesaran las grabaciones antes de recibir a la actriz de 24 años edad, esposada y puesta bajo custodia por el Departamento del Sheriff de Los Ángeles.
"En este momento, será remitida a cumplir su sentencia", dijo la juez. "Se ha ordenado que todas las cámaras, tanto fijas y de video, estén apagadas".
Revel dijo que Lohan no sería elegible para detención domiciliaria o trabajo social pero sería llamada para informarle respecto a la libertad condicional dentro de 24 horas de su liberación y que una audiencia se realizaría una semana después que saliera de la cárcel.
Lohan, que llevaba una camiseta gris y blazer negro para la audiencia, no habló. (Ni siquiera antes de que comenzara la audiencia, ni cuando un espectador arrojó un puñado de purpurina dorada sobre ella.)
Inmediatamente después que las cámaras se apagaran, cinco alguaciles se acercaron para proceder a su detención y retirar sus pertenencias.
Antes de que se la llevaran, su padre le dijo: "Te quiero, Lindsay".
Fuera de la corte, Michael no dijo nada, pero su abogada, Lisa Bloom, dijo a la prensa que se pasó la mañana rezando por su hija, que no creía que debería estar encarcelada y que él, como siempre, la seguía apoyando.
A partir de aquí, como se esperaba, Lindsay comenzó a pasar su condena en el Century Regional Detention Center en Lynwood, California.
Lohan abandonó el tribunal por el garaje. Evitando el autobús tradicional negro y blanco del condado, Lindsay salió en uno de dos automóviles sin distintivos.
"Ella todavía llevaba sus gafas de sol," dijo un testigo a E! News. "Se asomó para ver si había alguien alrededor y después se metió atrás. Llevaba la misma ropa".
Lindsay se dirigió a la cárcel para pasar por la primera fase de procesamiento de su estancia, incluyendo huellas digitales, fotografía, asignamiento de celda, eliminación de la pulsera SCRAM y el rápido cambio de su ropa por un overol naranja. Ya en 2007, Lohan logró pasar por todo este trámite aterrador en tan sólo 84 minutos.
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