Estos aviones no tripulados están equipados con un radar de última tecnología capaz de detectar la mínima actividad ilegal en tierra.
Los tiempos en los que las 1.954 millas de frontera entre México y Estados Unidos se vigilaban por agentes con prismáticos están llegando a su fin, y en la actualidad la línea divisora se patrulla en gran medida a más de 20.000 pies de altura con aviones no tripulados y helicópteros.
Con la aparición de las nuevas tecnologías, la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por su sigla en inglés) decidió vigilar la frontera sur con drones y helicópteros Blackhawk y A-Estar operados por agentes de la Oficina de Aire y Marina (OAM).
Esta agencia de CBP apoya a la Patrulla Fronteriza desde el aire con drones de diez millones de dólares y equipados con un radar de última tecnología capaz de detectar la mínima actividad ilegal en tierra.
Su función, combatir el tráfico ilícito y encontrar nuevas rutas usadas por carteles de narcotráfico y contrabando humano.
Las aeronaves no tripuladas, que parten de la Base Militar de Fort Huachuca en Sierra Vista (Arizona) y de Corpus Christi (Texas), tienen la capacidad de volar durante más de 12 horas seguidas con un sólo tanque de combustible y a cientos de millas del piloto.
"A diferencia de la Patrulla Fronteriza nosotros patrullamos la frontera desde el aire. En Tucson tenemos cuatro helicópteros Blackhawk, pero a veces tenemos que moverlos a San Diego, Miami o Nueva York", explicó a Efe Mickey Hohol, agente de la OAM.
El especialista agregó que utilizan las aeronaves para rescatar inmigrantes en el desierto, hacer persecuciones en apoyo a los agentes en tierra y participar en operativos especiales junto con los equipos de tácticas especiales de la Patrulla Fronteriza (BORTAC).
La flota aérea de OAM apoyó además en cerca de 450 operaciones en las que a los agentes de la división de Búsqueda, Trauma y Rescate de la Patrulla Fronteriza (BORSTAR) ayudaron a inmigrantes que se encontraban en el desierto.
EFE
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