El brócoli se ha asociado con la prevención de diferentes tipos de cáncer por su alto contenido de antioxidantes y fibra. De hecho, hay estudios que revelan que un elevado consumo de brócoli puede reducir el riesgo de cáncer de próstata.
El brócoli, ese vegetal que nuestra madre nos obligaba a comer de pequeños, es una superverdura con un altísimo contenido de fibra alimentaria, betacarotenos y vitamina C (100g de brócoli cubren las necesidades diarias de esta vitamina); también contiene múltiples nutrientes con potentes propiedades anticancerígenas.
De hecho, el brócoli y otras brasicáceas como la coliflor, rabanito y col aportan "calcio de elevada biodisponibilidad (se asimila la mayor parte del calcio presente en el alimento)", apunta Marta Gámez, nutricionista y directora técnica de Grupo NC Salud, que recomienda su consumo por lo menos una vez por semana.
"Lo ideal es incluirlo en la cena, por su bajo aporte calórico y alto valor nutritivo, aunque también puede ser un sano primer plato en la comida", explica.
¿Cómo consumirlo?
La mejor forma de prepararlo para que no pierda sus nutrientes es al vapor; sin embargo, la nutricionista ofrece otras opciones: "una vez cocido, podemos aliñarlo con frutos secos, salsa de mostaza y miel casera, o saltearlo con ajos y pimentón, hacer una ensalada con papas cocidas, huevo duro, y atún, gratinado con queso", sugiere.
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