Más de 200 países participarán hoy en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, entre ellos el Perú.
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Pese a las guerras en curso, a las temperaturas excepcionalmente altas en el hemisferio norte, a la polarización y la incertidumbre, 204 países participarán hoy en la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, entre ellos el Perú.
Los rendimientos cada vez más acentuados del cuerpo son fruto de algo que no es corporal: la aceptación de una disciplina exigente destinada a obtener una recompensa que tiene un valor simbólico, una medalla de oro, plata o bronce.
Los Juegos Olímpicos modernos fueron diseñados por el pedagogo francés Pierre de Coubertin, quien a fines del siglo XIX quiso restablecer el homenaje que los griegos de la antigüedad rendían a los dioses del Olimpo.
Coubertin aspiraba a darle notoriedad a las incipientes competencias deportivas con el objetivo de introducir el deporte en el currículo de las escuelas. Al lograr su objetivo, Coubertin restableció una ritualidad universal que había sido prohibida 1 500 años antes por el Emperador Teodosio, deseoso de terminar con el paganismo.
Muchas cosas han cambiado desde la época de Coubertin. Entre ellas, el papel de la mujer, que según Coubertin no debía mostrarse en espectáculo, sino limitarse a condecorar a los ganadores de pruebas exclusivamente masculinas. Si ponemos de lado la misoginia, los valores olímpicos son hoy más importantes que nunca: el respeto, el juego limpio, la amistad, la excelencia.
A ellos se añaden los valores de sostenibilidad e inclusión, promovidos por el Comité Olímpico Internacional. La paridad de género es hoy un valor olímpico, así como el rechazo a un modelo único de perfección corporal, que desconozca la diversidad de las comunidades étnicas y el valor de los deportistas con discapacidades.
Mientras dure la ceremonia de inauguración olímpica podremos distraernos de la corrupción, el sectarismo, la demagogia, la incompetencia y los abusos del poder. Parece un sueño pensar que los valores olímpicos puedan impregnar también a nuestra clase política y que la conmemoración de Fiestas Patrias nos aliente a ganar medallas de honestidad, eficiencia y amor al Perú.
Las cosas como son
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