La atleta sudafricana es la gran favorita para ganar los 800 metros planos en Río 2016, pero su condición genético la tiene en el ojo de la tormenta.
La atleta sudafricana Caster Semenya ganó el último miércoles con gran ventaja su serie de clasificación a la final de los 800 metros planos en Río 2016 y el sábado correrá por la medalla de oro. Es la favorita y se espera que rompa el récord de la categoría, el más antiguo del atletismo con 33 años intacto.
Atleta intersexual. En el mundial de atletismo de Berlín 2009, con solo 18 años Semenya ganó la final de 800 metros con un tiempo de 1 minuto 55 segundos y 45 centésimas, sacando a sus rivales la mayor ventaja en la historia de la prueba en los mundiales de atletismo. Su mayor logro se convirtió inmediatamente en el origen de sus problemas: su sexualidad fue cuestionada y pasó por el escarnio de la prensa, situación que terminó en la revelación de su condición de intersexual, recuerda un artículo de la BBC.
Ventaja genética. Intersexual es un término que se utiliza para describir variaciones en las características de una persona que no encaja en la descripción genética que típicamente diferencia los cuerpos de un hombre y una mujer. En el caso de Semenya, su cuerpo genera naturalmente niveles de testosterona similares a los de un hombre, condición conocida como hiperandrogenismo. Muchos expertos citados por BBC consideran que esa condición es una amenaza para el atletismo femenino por la desventaja en la que pone al resto de atletas.
Pensaron que era hombre. Antes de hacer historia en el mundial de Berlín, Semenya causó sospecha en las autoridades de atletismo cuando en una competición logró reducir en siete segundos su mejor tiempo en los 800 metros en solo nueve meses. Como los antidoping a los que fue sometida dieron negativo, la atención se centró en su cuerpo. Muchos dudaban que realmente fuera mujer. Entonces fue sometida a pruebas de género que confirmaron su condición femenina.
Le pusieron condiciones para competir. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) concluyó, tras pruebas posteriores, que al ser una atleta intersexual, Semenya tenía una clara ventaja sobre el resto de mujeres, que calificó de injusta. Se estableció entonces regulaciones para limitar esas diferencias. A la sudafricana se le permitió seguir participando en competiciones oficiales con la condición de que se sometiera a un tratamiento para reducir su producción de testosterona casi al límite de lo máximo permitido: 10 nanomoles por litro de sangre, lo que igual supera tres veces los niveles de testosterona producidos por el 99% de las mujeres.
Semenya bajó su rendimiento. Desde entonces, Semenya no volvió a marcar los tiempos que estableció en 2009. Ganó la medalla de plata en el Mundial de 2011 y en los Juegos Olímpicos Londres 2012. En el Mundial de Beijing no le fue bien y en 2014 no clasificó a los Juegos de la Mancomunidad Británica en Escocia. En su peor momento deportivo, nadie volvió a cuestionar su feminidad.
Apelación. Pero apareció la india Dutee Chand, que tenía la misma condición intersexual de Semenya y que presentó un recurso contra la regulación de la IAAF. En él alegó que era una medida discriminatoria contra la sudafricana y que no había pruebas de que su situación genética mejorara su rendimiento. En 2015, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) aceptó esos alegatos y la norma de IAAF quedó suspendida hasta julio de 2017. Esto permitió que Chand y Semenya participen en Río 2016 sin tener que medicarse.
Últimas victorias. Semenya ganó en abril las pruebas de 400 metros, 800 metros y 1500 metros para clasificar a Río 2016, todas el mismo día. En la reunión de atletismo de la Liga Diamante de Mónaco de julio pasado corrió la distancia en 1 minuto 55 segundo y 33 centésimas, su tiempo más rápido desde 2008. En los Juegos Olímpicos es favorita en la final de 800 metros y para batir el récord de la checoslovaca Jarmila Kratochvilova de 1983.
Dilema. La situación está lejos de ser cómoda para Semenya. Si este sábado bate el récord mundial (peor, si lo bate con mucha ventaja) es probale que vuelvan las críticas sobre su condición, analiza el reportaje de la BBC. Además, la IAAF podría verse obligada a hacer algo para no perjudicar al 99% de las mujeres que no poseen esa ventaja genética. Si la sudafricana corre al máximo de su capacidad podría batir el récord y a su vez terminar con su carrera deportiva.
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