Las misivas también revelan que en el selecto grupo figuraba la propia hermana mayor del emperador y el maestro de ceremonias imperial.
Un paquete de cartas anónimas
denunciatorias ha sacado a la luz un gran escándalo de orgías y
duelos a muerte en la puritana corte del emperador Guillermo II de
Alemania, que intervino personalmente para tratar de atajarlo.
"Escándalo en el pabellón de caza de Grunewald: masculinidad y honor en el imperio alemán" es el título del libro que acaba de publicar el historiador Wolfgang Wippermann, en el que revela con todo lujo de detalles el desarrollo de una fiesta de la nobleza que degeneró en una sonada orgía.
Un total de quince miembros de la corte del rey prusiano -9 de ellos hombres y 6 mujeres- participaron en el encuentro sexual una noche de enero de 1891 en el más antiguo palacio berlinés que se conserva, tras una jornada de caza en los bosques de Grunewald, según se desprende de las 246 cartas anónimas estudiadas por Wippermann.
Éstas revelan que en el selecto grupo figuraba la propia hermana mayor del emperador, pero también el maestro de ceremonias imperial, Leberecht von Kotze, y el príncipe Federico Carlos de Hesse, marido de otra de las hermanas del monarca, así como otros príncipes, duques y duquesas, condes y condesas, muchos amigos íntimos de Guillermo II.
El escándalo se extendió a lo largo de cinco años, el tiempo en el que fueron enviadas las cartas anónimas, muchas ilustradas con fotografías pornográficas en las que se recortaron las caras de sus protagonistas para ser sustituidas por los nombres de las personas que participaron en la orgía de sangre azul.
Las misivas revelan además la práctica de actos sexuales rechazados e incluso prohibidos por la ley en la estricta y puritana sociedad prusiana de la época, como las relaciones homosexuales entre hombres o mujeres o el adulterio.
Descubiertos en el histórico y policial Archivo Secreto Prusiano, en el barrio berlinés de Dahlem, los anónimos revelan que Alide von Schrader, esposa del maestro de ceremonias, mantuvo en la cita prácticas lesbianas, mientras que el príncipe Aribert von Anhalt practicó sexo anal con otro de los invitados.
Las cartas se ceban especialmente con el conde de la familia Hohenzollern Friedrich von Hohenau, amigo íntimo del emperador, y su esposa Charlotte, el primero por su notoria homosexualidad y la segunda por acumular amantes como el que llegara a ser primer ministro del Reich Max von Baden, o Herbert von Bismark, hijo mayor del Canciller de Hierro.
Pero también con el cuñado del emperador Ernst Günther, famoso por sus visitas sistemáticas a los mas lujosos burdeles berlineses, al que en las misivas se cita por su apodo más famoso, el de "Herzog Rammler", que traducido libremente vendría a ser en castellano el "duque fornicador".
Impulsado por el estricto código de honor y masculinidad que regía en la época, el escándalo, que llegó a trascender a la opinión pública, tuvo un final sangriento con la celebración de duelos a pistola con varios heridos, aunque con una sola muerte, en la búsqueda del autor de los anónimos.
Esta fue la del príncipe von Schrader, que fue abatido al amanecer por Leberecht von Kotze -ambos participantes en la orgía-, en un llamado duelo de barrera, en el que los contrincantes pueden dispararse sin cesar mientras caminan para encontrarse.
Los distintos duelos consecuencia de la orgía fueron incluso fomentados por el propio emperador en su celo por la salvaguardia del honor prusiano, aunque el escándalo condujo poco después a que ese tipo de enfrentamientos entre nobles acabaran siendo prohibidos por ley por el Reichstag, el Parlamento germano.
Lo que el historiador Wippermann no ha podido desvelar con absoluta seguridad la autoría de los más de dos centenares de cartas anónimas, todas de la misma mano, que desencadenaron el escándalo.
Wippermann sospecha, sin embargo, y espera que un estudio grafológico lo confirme, que la autora de las cartas fue Charlotte, la hermana mayor del emperador, quien se supone fue la organizadora de la cita y a quien su propia madre tachaba de "malvada".
Fallecida en 1919 en el balneario de Baden-Baden, donde recibió tratamiento psiquiátrico, la princesa Charlotte von Hohenzollern era al parecer, según los historiadores, una reina de "la conspiración y el cotilleo". EFE
"Escándalo en el pabellón de caza de Grunewald: masculinidad y honor en el imperio alemán" es el título del libro que acaba de publicar el historiador Wolfgang Wippermann, en el que revela con todo lujo de detalles el desarrollo de una fiesta de la nobleza que degeneró en una sonada orgía.
Un total de quince miembros de la corte del rey prusiano -9 de ellos hombres y 6 mujeres- participaron en el encuentro sexual una noche de enero de 1891 en el más antiguo palacio berlinés que se conserva, tras una jornada de caza en los bosques de Grunewald, según se desprende de las 246 cartas anónimas estudiadas por Wippermann.
Éstas revelan que en el selecto grupo figuraba la propia hermana mayor del emperador, pero también el maestro de ceremonias imperial, Leberecht von Kotze, y el príncipe Federico Carlos de Hesse, marido de otra de las hermanas del monarca, así como otros príncipes, duques y duquesas, condes y condesas, muchos amigos íntimos de Guillermo II.
El escándalo se extendió a lo largo de cinco años, el tiempo en el que fueron enviadas las cartas anónimas, muchas ilustradas con fotografías pornográficas en las que se recortaron las caras de sus protagonistas para ser sustituidas por los nombres de las personas que participaron en la orgía de sangre azul.
Las misivas revelan además la práctica de actos sexuales rechazados e incluso prohibidos por la ley en la estricta y puritana sociedad prusiana de la época, como las relaciones homosexuales entre hombres o mujeres o el adulterio.
Descubiertos en el histórico y policial Archivo Secreto Prusiano, en el barrio berlinés de Dahlem, los anónimos revelan que Alide von Schrader, esposa del maestro de ceremonias, mantuvo en la cita prácticas lesbianas, mientras que el príncipe Aribert von Anhalt practicó sexo anal con otro de los invitados.
Las cartas se ceban especialmente con el conde de la familia Hohenzollern Friedrich von Hohenau, amigo íntimo del emperador, y su esposa Charlotte, el primero por su notoria homosexualidad y la segunda por acumular amantes como el que llegara a ser primer ministro del Reich Max von Baden, o Herbert von Bismark, hijo mayor del Canciller de Hierro.
Pero también con el cuñado del emperador Ernst Günther, famoso por sus visitas sistemáticas a los mas lujosos burdeles berlineses, al que en las misivas se cita por su apodo más famoso, el de "Herzog Rammler", que traducido libremente vendría a ser en castellano el "duque fornicador".
Impulsado por el estricto código de honor y masculinidad que regía en la época, el escándalo, que llegó a trascender a la opinión pública, tuvo un final sangriento con la celebración de duelos a pistola con varios heridos, aunque con una sola muerte, en la búsqueda del autor de los anónimos.
Esta fue la del príncipe von Schrader, que fue abatido al amanecer por Leberecht von Kotze -ambos participantes en la orgía-, en un llamado duelo de barrera, en el que los contrincantes pueden dispararse sin cesar mientras caminan para encontrarse.
Los distintos duelos consecuencia de la orgía fueron incluso fomentados por el propio emperador en su celo por la salvaguardia del honor prusiano, aunque el escándalo condujo poco después a que ese tipo de enfrentamientos entre nobles acabaran siendo prohibidos por ley por el Reichstag, el Parlamento germano.
Lo que el historiador Wippermann no ha podido desvelar con absoluta seguridad la autoría de los más de dos centenares de cartas anónimas, todas de la misma mano, que desencadenaron el escándalo.
Wippermann sospecha, sin embargo, y espera que un estudio grafológico lo confirme, que la autora de las cartas fue Charlotte, la hermana mayor del emperador, quien se supone fue la organizadora de la cita y a quien su propia madre tachaba de "malvada".
Fallecida en 1919 en el balneario de Baden-Baden, donde recibió tratamiento psiquiátrico, la princesa Charlotte von Hohenzollern era al parecer, según los historiadores, una reina de "la conspiración y el cotilleo". EFE
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