David Goodall no sufre de una enfermedad terminal, pero asegura que alguien de su edad “debería tener los derechos plenos de un ciudadano, entre ellos el de la muerte voluntaria asistida”.
El australiano David Goodall, que a sus 104 años es el científico más antiguo del país, tiene previsto iniciar este miércoles un viaje que terminará en Suiza, donde se someterá a una eutanasia a pesar de no padecer enfermedad terminal. El veterano científico, activista en favor de la legalización de la eutanasia en su país, indicó que el propósito de su viaje es llegar al país europeo, donde la muerte asistida es legal, reporta la cadena local ABC.
El pasado mes, durante su último cumpleaños, Goodall aseguró que pasaría el resto de sus días haciendo campaña para que se legalice la eutanasia voluntaria en el estado de Australia Occidental, donde reside. Sin embarog, el científico cambió de parecer e iniciará este miércoles un viaje sin retorno, cuya primera parada será la ciudad francesa de Burdeos, donde visitará a familiares, para después concluir en la urbe suiza de Basilea.
Goodall, cuya condición física y su calidad de vida se han deteriorado significativamente, viajará desde Perth -la capital de Australia Occidental- acompañado por un representante de la ONG Exit International, en favor de la eutanasia. "Siento que una persona tan anciana como yo debería tener los derechos plenos de un ciudadano, entre ellos el de la muerte voluntaria asistida", dijo a la cadena ABC.
El científico y la eutanasia
En 2016, Goodall acaparó la atención de los medios cuando la universidad en la que trabajó como investigador asociado honorífico le ordenó que dejar su oficina por considerarlo un riesgo a su propia seguridad. Tras el recurso de Goodall, con el apoyo de la opinión pública, la decisión fue revertida, informó la ABC.
La eutanasia asistida es ilegal en muchos países y en Australia solamente es legal en el estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, en donde se aprobó el año pasado. Pero la ley en Victoria entrará en vigor en 2019 y estará restringida a pacientes con enfermedades terminales en pleno ejercicio de sus facultades mentales y con una esperanza de vida de menos de seis meses. EFE
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