La coagulación, una función extremadamente importante en el cuerpo humano, ayuda a prevenir la pérdida excesiva de sangre tanto dentro como fuera del cuerpo cuando se daña nuestra piel, los órganos internos o los vasos sanguíneos.
En los últimos días ha habido una gran preocupación en torno a los coágulos sanguíneos, especialmente después de conocer una alerta de Alemania sobre personas que han sufrido trombosis en las venas cerebrales –un coágulo sanguíneo en el cerebro– después de recibir la vacuna de AstraZeneca. Otros países europeos han expresado su preocupación por el posible aumento del riesgo de embolias pulmonares y trombosis venosa profunda tras la vacunación.
Sin embargo, AstraZeneca afirma que actualmente no hay pruebas de que los episodios registrados estén asociados a la vacuna, y que el número de coágulos sanguíneos notificados después de recibir la vacuna no es mayor de lo que ocurriría normalmente.
La coagulación, una función extremadamente importante en el cuerpo humano, ayuda a prevenir la pérdida excesiva de sangre tanto dentro como fuera del cuerpo cuando se daña nuestra piel, los órganos internos o los vasos sanguíneos.
Pero aunque puede ser un proceso normal y esencial, si un coágulo se desprende de donde se formó, puede resultar peligroso, sobre todo si se aloja en un órgano o en una arteria demasiado estrecha. Esto es lo que se conoce como un émbolo y puede bloquear el flujo sanguíneo arterial, que es esencial para los órganos vitales y puede derivar en una embolia pulmonar (coágulo de sangre en los pulmones), un accidente cerebrovascular isquémico (coágulo en el cerebro) o un ataque cardíaco. También puede bloquear las venas, como una trombosis venosa profunda en las piernas, conocida como trombo.
Hay muchos factores que pueden aumentar la probabilidad de que una persona desarrolle un coágulo de sangre. Destacaremos cinco:
1. Obesidad
Las personas obesas tienen más del doble de probabilidades de desarrollar un trombo (coágulo de sangre en la pierna) en comparación con las personas de peso normal. Esto se debe a que la obesidad provoca una inflamación crónica y una reducción de la fibrinólisis (capacidad de descomponer los coágulos).
La inflamación crónica también se produce como resultado de tener menos óxido nítrico en el cuerpo. El óxido nítrico es una molécula que protege el endotelio especializado (el revestimiento de los vasos sanguíneos) y evita que las células se adhieran a la superficie endotelial. Incluso a una edad temprana, las personas obesas tienen niveles significativamente más bajos de óxido nítrico.
Es esta cantidad reducida de óxido nítrico en las personas obesas la que aumenta el daño en el revestimiento de los vasos sanguíneos, aumentando a su vez el riesgo de formación de coágulos.
2. El tabaco
Fumar aumenta el riesgo de formación de coágulos hasta el triple.
Al igual que en el caso de la obesidad, el tabaquismo reduce la cantidad de óxido nítrico en el cuerpo y favorece que la sangre se pegue para formar coágulos. Este proceso es impulsado en parte por el aumento significativo de los niveles de fibrinógeno, un componente importante en la coagulación, presente en la sangre de los fumadores.
Las sustancias químicas de los cigarrillos también hacen que las plaquetas de la sangre se peguen. Juntos, estos factores hacen que la sangre sea más espesa, lo que dificulta el bombeo del corazón por el cuerpo, dañando a su vez el revestimiento interno de los vasos sanguíneos.
3. Volar y la inactividad
Viajar largas distancias en avión o estar inmovilizado durante un largo periodo después de una intervención quirúrgica importante pueden aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos en forma de trombosis venosa profunda (TVP), es decir, coágulos sanguíneos en las piernas. La incidencia típica de este tipo de trombosis es de una por cada 1.000, pero se multiplica por tres en los vuelos de más de tres horas.
Como la sangre no fluye tanto, las células y proteínas de la sangre se asientan y forman grumos. Cuando la persona vuelve a moverse, estos coágulos pueden desplazarse por el cuerpo y bloquear un vaso sanguíneo si no se deshacen. Un mayor índice de masa corporal, la edad y el tabaquismo aumentan el riesgo de desarrollar una trombosis venosa profunda por inactividad o en los vuelos.
4. Traumatismos y cáncer
Hasta una de cada cuatro personas que han sufrido un traumatismo importante, que provoca daños en los vasos sanguíneos –por ejemplo, si se han roto huesos grandes– desarrollan coágulos. En estos casos, la formación de coágulos está relacionada tanto con las lesiones de los propios vasos sanguíneos como con el reposo en la cama, a menudo prolongado, asociado al tratamiento y la recuperación.
Asimismo, las personas con cáncer tienen entre cinco y siete veces más probabilidades de desarrollar coágulos. Esto se debe a que algunos cánceres producen cantidades crecientes de factores de coagulación. El cáncer también daña los tejidos sanos, lo que hace que se hinchen y coagulen.
5. Píldora anticonceptiva
Se ha comprobado que las mujeres que toman la píldora anticonceptiva oral combinada, que contiene estrógenos y progesterona, tienen un ligero aumento de riesgo de sufrir coágulos. Otros anticonceptivos orales muestran niveles de aumento similares, con aproximadamente 6-17 eventos adicionales por cada 10.000 mujeres tratadas, dependiendo del fármaco utilizado, en comparación con las mujeres que no toman el anticonceptivo oral.
Los ingredientes de los anticonceptivos aumentan los niveles de varios factores de coagulación que circulan en la sangre, lo que aumenta las probabilidades de que se formen coágulos en las venas.
Covid-19
La investigación también muestra que los pacientes de covid-19 tienen niveles significativamente elevados de una molécula que se forma cuando hay coágulos presentes.
Esto se debe a que la covid-19 ataca las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos, lo que provoca un aumento de los coágulos en todo el cuerpo y se presenta como una enfermedad vascular.
Un estudio también descubrió que entre el 2 % y el 9 % de los pacientes con covid-19 desarrollan émbolos pulmonares. Y tienen entre tres y seis veces más probabilidades de desarrollar coágulos en las venas en comparación con el resto de la población. Otros factores –como el reposo en cama y la edad– pueden aumentar el riesgo de coágulos en estos pacientes.
Pero, aunque muchos factores pueden aumentar el riesgo de que una persona sufra coágulos sanguíneos, todavía no hay pruebas que sugieran una relación directa entre estos y la vacuna de AstraZeneca.
Artículo traducido gracias a la colaboración con Fundación Lilly.
Adam Taylor, Professor and Director of the Clinical Anatomy Learning Centre, Lancaster University
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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