"Los delincuentes se han tomado la ciudad. Ya no le tenemos miedo a los terremotos, le tenemos miedo a los delincuentes", declaran sobrevivientes.
"Sólo residentes", dice un letrero de letra burda en la parte alta de una barricada hecha de palos y piedras: los habitantes de las zonas más afectadas por el sismo en Chile hartos de los saqueos y el abandono decidieron defenderse por sí mismos.
En San Pedro de La Paz, una localidad de Concepción que quedó aislada tras el terremoto, sus pobladores no han podido ver la ayuda.
Pero les llegan las noticias de pillajes en otros sectores y no quieren ser sorprendidos.
Por eso se organizan, para protegerse y pasar unidos el toque de queda dispuesto por el Gobierno.
"¿Quién es?", grita un muchacho de mirada desconfiada cuando alguien se acerca en la penumbra.
El guía al visitante con la luz de la linterna.
Tras identificarse con una decena de vecinos que hacen guardia, el visitante ingresa pasando bajo un letrero que dice "No pasar".
Nadie más habla.
Todos tienen sueño pero también temor.
En la zona no hay agua potable ni energía eléctrica, y el puente Llacolén que lo une al resto de la ciudad está partido en dos con varios autos volcados, muchos de los cuales desmantelados e incendiados.
En el Centro de Concepción también algunas personas han formado trincheras en sus calles y han bloqueado el ingreso a sus avenidas ante el temor de ser atacados por delincuentes.
El miedo de los pobladores a ser víctimas del pillaje no es infundado.
"Están asaltando la casa del comandante", grita un bombero que abandona su cuartel junto a otro compañero, para ir a buscar a los militares y pedirles que intervengan.
Son más de las 4 de la mañana y el uniforme militar disuade a los intrusos.
Lo que empezó como un rumor sembrado en la zona de que pequeñas turbas están intentando saquear las casas más acomodadas para abastecerse de víveres, se va confirmando con el paso de las horas.
En barrios más acomodados algunos pobladores fueran vistos con armas de fuego en las puertas de sus casas.
Una chica, que se identifica como Gabriela, dice que "una amiga me dice que su pareja ha tenido que defenderla a punta de escopeta para que no entren a su casa".
Tras intensas 48 horas marcadas por saqueos, destrucción y quema de supermercados, este martes el toque de queda en Concepción se amplió a 18 horas, desde las 6 de la tarde hasta el mediodía.
Desplegados por casi todos los accesos a la ciudad, las Fuerzas Armadas controlan estrictamente el tránsito de personas.
Quien desee salir en hora de restricción debe tramitar primero un salvoconducto.
"¿Para dónde va?. Su salvoconducto por favor".
El pedido del soldado es hosco.
Mientras supervisa si tanto el auto como sus ocupantes cuentan con el permiso para transitar otro militar está alerta con el arma en ristre.
Los saqueos no son exclusivos de Concepción: el lunes el alcalde de la pequeña población de Hualpén envió a través de la radio un angustioso mensaje a la presidenta Michelle Bachelet.
Al borde del llanto el alcalde Marcelo Rivera le dijo "por favor señora presidenta, le suplico que nos ayude, la comuna fue tomada por una horda de 500 personas con palos que están robando los computadores, llevándose lo que hay en las casas de los vecinos".
"Los delincuentes se han tomado la ciudad. Ya no le tenemos miedo a los terremotos, le tenemos miedo a los delincuentes", agregó.
Dijo también que hace falta que el Gobierno envíe un contingente del Ejercito, para que se haga cargo de la situación.
"Si hay que matar, que maten", señaló.
Este martes la presidenta, al hacer un balance del sismo, que ha dejado más de 700 muertos, señaló que "entendemos las angustias apremiantes de la gente, pero sabemos que hay acciones delictuales, y eso no lo vamos a aceptar".
No es aceptable "que la gente tenga que organizar mecanismos de autodefensa para cuidar lo poco que le quedó tras el terremoto", dijo la mandataria. AFP
En San Pedro de La Paz, una localidad de Concepción que quedó aislada tras el terremoto, sus pobladores no han podido ver la ayuda.
Pero les llegan las noticias de pillajes en otros sectores y no quieren ser sorprendidos.
Por eso se organizan, para protegerse y pasar unidos el toque de queda dispuesto por el Gobierno.
"¿Quién es?", grita un muchacho de mirada desconfiada cuando alguien se acerca en la penumbra.
El guía al visitante con la luz de la linterna.
Tras identificarse con una decena de vecinos que hacen guardia, el visitante ingresa pasando bajo un letrero que dice "No pasar".
Nadie más habla.
Todos tienen sueño pero también temor.
En la zona no hay agua potable ni energía eléctrica, y el puente Llacolén que lo une al resto de la ciudad está partido en dos con varios autos volcados, muchos de los cuales desmantelados e incendiados.
En el Centro de Concepción también algunas personas han formado trincheras en sus calles y han bloqueado el ingreso a sus avenidas ante el temor de ser atacados por delincuentes.
El miedo de los pobladores a ser víctimas del pillaje no es infundado.
"Están asaltando la casa del comandante", grita un bombero que abandona su cuartel junto a otro compañero, para ir a buscar a los militares y pedirles que intervengan.
Son más de las 4 de la mañana y el uniforme militar disuade a los intrusos.
Lo que empezó como un rumor sembrado en la zona de que pequeñas turbas están intentando saquear las casas más acomodadas para abastecerse de víveres, se va confirmando con el paso de las horas.
En barrios más acomodados algunos pobladores fueran vistos con armas de fuego en las puertas de sus casas.
Una chica, que se identifica como Gabriela, dice que "una amiga me dice que su pareja ha tenido que defenderla a punta de escopeta para que no entren a su casa".
Tras intensas 48 horas marcadas por saqueos, destrucción y quema de supermercados, este martes el toque de queda en Concepción se amplió a 18 horas, desde las 6 de la tarde hasta el mediodía.
Desplegados por casi todos los accesos a la ciudad, las Fuerzas Armadas controlan estrictamente el tránsito de personas.
Quien desee salir en hora de restricción debe tramitar primero un salvoconducto.
"¿Para dónde va?. Su salvoconducto por favor".
El pedido del soldado es hosco.
Mientras supervisa si tanto el auto como sus ocupantes cuentan con el permiso para transitar otro militar está alerta con el arma en ristre.
Los saqueos no son exclusivos de Concepción: el lunes el alcalde de la pequeña población de Hualpén envió a través de la radio un angustioso mensaje a la presidenta Michelle Bachelet.
Al borde del llanto el alcalde Marcelo Rivera le dijo "por favor señora presidenta, le suplico que nos ayude, la comuna fue tomada por una horda de 500 personas con palos que están robando los computadores, llevándose lo que hay en las casas de los vecinos".
"Los delincuentes se han tomado la ciudad. Ya no le tenemos miedo a los terremotos, le tenemos miedo a los delincuentes", agregó.
Dijo también que hace falta que el Gobierno envíe un contingente del Ejercito, para que se haga cargo de la situación.
"Si hay que matar, que maten", señaló.
Este martes la presidenta, al hacer un balance del sismo, que ha dejado más de 700 muertos, señaló que "entendemos las angustias apremiantes de la gente, pero sabemos que hay acciones delictuales, y eso no lo vamos a aceptar".
No es aceptable "que la gente tenga que organizar mecanismos de autodefensa para cuidar lo poco que le quedó tras el terremoto", dijo la mandataria. AFP
Comparte esta noticia