Patricia Flor Arasil, Universidad Internacional de Valencia
Es vox pópuli que la tasa de rupturas de pareja aumenta tras las vacaciones. Concretamente en navidades, uno de los detonantes de conflictos suelen ser los compromisos familiares. Que, como su nombre indica, ocurren “nos gusten o no”, generando tensiones y estrés en las relaciones. Ese estrés –una de las grandes epidemias mundiales– puede perjudicar gravemente la salud de la relación.
La buena noticia es que existe un antídoto eficaz: la empatía. Entender emocionalmente a nuestra pareja evita el desgaste que causan los conflictos navideños. Y es ahí donde entra el concepto de parejas emocionalmente inteligentes.
¿Emocionalmente inteligentes, qué significa exactamente?
El concepto de inteligencia emocional fue popularizado por dos investigadores estadounidenses de la Universidad de Yale (Peter Salovey y John Mayer en 1990) y difundido mundialmente por el psicólogo, filósofo y periodista Daniel Goleman en 1995.
Podría definirse como la habilidad para percibir y comprender los sentimientos y emociones de uno mismo, para posteriormente regularlos y gestionarlos. Toda esta información nos permite discriminar entre emociones y así guiar el pensamiento… y también la acción.
El psicólogo americano John Gottman, profesor en la Universidad de Washington (EE UU), asegura que expresar las emociones es un regalo que nos hacen algunas personas. Si este regalo nos lo hace nuestra pareja, más preciado resulta aún. Porque puede ser considerado una forma de conectar (o de intentar conectar) entre dos personas.
La expresión emocional solo constituye una parte de la inteligencia emocional, que se incluiría en el pilar de la percepción emocional: si yo soy capaz de percibir o identificar una emoción, podré (o seré más capaz de) expresarla.
Tener inteligencia emocional, además, implica ser capaces de comprender las emociones y así entender cómo influyen los pensamientos y conducta. Asímismo, el autoconocimiento es clave para la regulación emocional.
Consejos para convertirnos en parejas emocionalmente inteligentes
Todos hemos escuchado o leído alguna vez la frase “se acabó el amor, y por eso se rompió la relación”. A esto añado un aspecto clave: no todas las rupturas se deben a la falta de amor. En su mayoría, lo que escasea es la inteligencia emocional para afrontar situaciones difíciles. Y esta es una de las claves para una relación de pareja satisfactoria y duradera: la gestión de los conflictos.
A convertirnos en parejas emocionalmente inteligente ayuda:
Expresar y aceptar quejas. Nadie es perfecto. Es sano expresar y aceptar quejas. Eso sí, siempre de forma respetuosa, calmada y siendo conscientes de que él o ella también tendrá quejas. Si no expresamos, explotamos (a esto se le llama desbordamiento emocional).
No atacar a la persona. Transformar una queja en un ataque solo empeora la situación. Es preferible preguntar por qué lo ha hecho y emplear la escucha activa en ello.
Buscar una solución conjunta a problemas o situaciones de conflicto, desde las necesidades mutuas.
Ceñirse a los hechos, sin exagerar las cosas o generalizar, teniendo en cuenta la corresponsabilidad de ambas partes. Está prohibido usar los siempres, nuncas, todos, nadas…
Conocerse uno mismo. No se trata únicamente de desarrollar inteligencia emocional suficiente como para saber qué es lo que estamos sintiendo y por qué, sino también tener claros nuestros límites, inseguridades, miedos y necesidades.
No olvidemos que la convivencia es una negociación constante. En Navidad y el resto del año.
Patricia Flor Arasil, Personal docente, Universidad Internacional de Valencia
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.