El estudio sostiene también que los antivirales como ritonavir y lopinavir no se asocian a una mayor supervivencia en pacientes hospitalizados con coronavirus.
El uso de corticoesteroides en pacientes de COVID-19, a partir de la primera semana de hospitalización, reduce la mortalidad hasta en un 50%, concluye un estudio llevado a cabo por miembros de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) enviado a la revista Annals of Internal Medicine y citado por un reciente artículo del diario El País.
La investigación indica también que los antivirales (lopinavir y ritonavir) no se asocian a una mayor supervivencia. Jesús Sierra, coordinador del Registro Español de Resultados de la Farmacoterapia frente a la COVID-19 de la SEFH indica que se trata de un trabajo observacional, pues recogieron lo que sucedía a diario en 174 hospitales con pacientes de coronavirus. Sus autores esperan que sirva para establecer una hipótesis del tratamiento y ensayos con voluntarios.
El trabajo siguió la evolución de 5 386 pacientes que ya han completado su tratamiento, lo que lo convierte en una de las investigaciones con una muestra más grande hasta la fecha. Los corticoides evaluados incluyen a la dexametasona, pero también a la metilprednisolona y el urbasón, indicados cuando la infección suele agravarse con un aumento considerable del proceso inflamatorio.
El tocilizumab
Este trabajo también evalúa el efecto del fármaco biológico tocilizumab, dirigido específicamente a las citoquinas, que son las moléculas involucradas en los procesos inflamatorios graves y descontrolados que se registran en pacientes de COVID-19. Estos han empezado a llamarse “tormentas de citoquinas”.
Entonces, la dexametasona, metilprednisolona y el tocilizumab, sumados a la anakinra, la ciclosporina y el salirumab forman parte del conjunto de inmunorrefuladores que están incluidos en una disposición publicada este sábado en el BOE, en la que se señala que son esenciales para luchar contra el virus.
Sobre la Heparina y la Hidroxicloroquina
En el mismo estudio se descubrió una disminución de la mortalidad de pacientes de COVID-19 de un 30% en el caso de emplearse la heparina, un anticoagulante que puede servir para atacar la trombosis, la formación de coágulos a causa de la enfermedad.
El pasado mes de mayo, un grupo del Centro Nacional de Investigadores Cardiovasculares (CNIC), dirigido por Valentín Fuster, publicó un estudio sobre los beneficios de los anticoagulantes en los pacientes de coronavirus, por lo que el medicamento mencionado también ha sido incluido en la lista de fármacos esenciales de Sanidad.
De otro lado, entre las conclusiones de este estudio también se menciona a la hidroxicloroquina y se sostiene que posee un efecto “protector” contra la enfermedad, a pesar de que ha sido descartado por la Organización Mundial de la Salud y no figura en la lista de Sanidad.
Sierra sostiene que este fármaco aumenta la mortalidad si se usa en dosis altas. “En 10 días se le daban al paciente 9,6 gramos, mientras que la media en España ha sido de 3,6 gramos en siete días”, explica y añade que se trata de un antinflamatorio “muy razonable”
Sin embargo, el trabajo precisa que añadir este medicamento a los antivirales mencionados (ritonavir y lopinavir) no mejora el estado del paciente. “Como con la gripe, parece que los antivirales no funcionan”, explica Sierra. Ambos productos tampoco figuran en la lista de Sanidad, pero siguen siendo investigados por la OMS.
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