Estados Unidos, con su presidente a la cabeza, lloró la muerte del senador Edward Kennedy, representante de la dinastía política más importante de su historia.
Estados Unidos, con su presidente a la cabeza, lloró hoy la muerte del senador Edward Kennedy, representante de la dinastía política más importante de su historia y considerado un luchador por la igualdad y los derechos civiles.
"Un importante capítulo de nuestra historia ha llegado a su fin. Nuestro país ha perdido a un gran líder, que tomó la antorcha de sus hermanos caídos y se convirtió en el senador estadounidense más grande de nuestros tiempos", dijo el presidente Barack Obama.
Manifestaciones similares de cariño, respeto y admiración se repitieron desde todas las instancias de poder, tanto desde las filas demócratas como de las republicanas, que reconocieron en Kennedy, de 77 años, a uno de los mejores políticos que ha engendrado Estados Unidos.
Asimismo, como señal de pesar, las banderas de EE.UU. ondearon hoy a media asta.
El senador, fallecido este martes a causa de un cáncer cerebral, será enterrado en una fecha aun no determinada en el Cementerio Nacional de Arlington, aledaño a la capital estadounidense, junto a las tumbas de sus hermanos, el presidente John, y el senador Robert, ambos asesinados, y las de unos 225.000 soldados.
Antes será velado en la Biblioteca Presidencial dedicada a su hermano John F. Kennedy en Boston.
El político, conocido como el "León liberal del Senado", al que dedicó 47 años de su carrera política, representaba a un clan que dominó la política de Estados Unidos en los años 60 y que cautivó al país y al resto del mundo con su glamour y también con sus desgracias.
Su muerte en su residencia de Hyannis Port, en Massachusetts, fue dada a conocer a primeras horas del miércoles por su familia a través de un comunicado.
"Hemos perdido el pilar central e insustituible de nuestra familia y la luz de nuestra vida, pero su fe, optimismo y perseverancia vivirán en nuestros corazones para siempre".
A Ted Kennedy se le diagnosticó un cáncer cerebral en mayo del año pasado, del que fue operado, aunque no se le pudo extirpar por completo.
Pese a su delicada salud, apareció por sorpresa en la Convención Demócrata de Denver, hace justo un año, donde acudió para respaldar la candidatura presidencial de Barack Obama.
Con un discurso emotivo, lúcido y brillante, Kennedy prometió en aquella ocasión estar presente cuando Obama tomará posesión de la Casa Blanca y así lo hizo, participando en los actos de investidura, donde sufrió un ligero desmayo.
Más tarde acudió a la Casa Blanca en abril, cuando Obama firmó una ley que llevaba el nombre del senador para ampliar un programa de servicio comunitario.
Su desaparición se produce justo en el momento en que más le necesita su partido, cuando se discute en el Congreso su ansiada reforma del sistema de salud, por la que Kennedy peleó durante décadas.
El senador deja un legado de lucha por los derechos civiles y por la igualdad de oportunidades para los más desfavorecidos, a lo largo de su extensa trayectoria en la Cámara Alta, para la que fue elegido en 1962, durante la presidencia de su hermano John.
Sus propias ansias presidenciales se vieron dañadas tras un escándalo por un accidente de automóvil sufrido en 1969, en el que murió la mujer con la que viajaba, Mary Jo Kopechne.
El automóvil cayó al agua, él pudo salvarse pero ella se ahogó.
Kennedy compitió una vez por la Casa Blanca, en 1980, pero perdió la candidatura demócrata a la presidencia ante Jimmy Carter, que se presentaba a la reelección.
Hoy las figuras más relevantes de la política estadounidense recordaron la herencia política que deja el senador, entre ellos el vicepresidente, Joseph Biden, un veterano del Senado.
Biden dijo que durante más de 36 años había tenido "el privilegio de ir a trabajar cada día" con él, de sentarse "literal y no figurativamente a su lado, y de ser testigo de la historia".
"Kennedy restauró mi idealismo y mi fe en las posibilidades de lo que este país puede hacer y podría ser", afirmó.
Para el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, "el rugido del "León liberal" puede ahora callar para siempre, pero sus sueños e ideales nunca morirán".
Los homenajes llegaron también del lado republicano, comenzando por Nancy Reagan, esposa del fallecido presidente Ronald Reagan.
"Debido a nuestras diferencias políticas, la gente se sorprende de lo cerca que Ronnie y yo hemos estado de la familia Kennedy", dijo en un comunicado.
El senador Orrin Hatch calificó a Kennedy como "un amigo preciado" y su colega John McCain, que fue candidato presidencial republicano en 2008, señaló que es "irremplazable" en el Congreso.
El ex presidente George H.W. Bush, otro republicano, aseveró que aunque durante muchos años no coincidió con Kennedy "en muchos temas políticos", siempre respetó "su inalterable vocación de servicio público".
Por esa vocación y el sentido del deber de Kennedy, Estados Unidos está hoy de luto.
-EFE
"Un importante capítulo de nuestra historia ha llegado a su fin. Nuestro país ha perdido a un gran líder, que tomó la antorcha de sus hermanos caídos y se convirtió en el senador estadounidense más grande de nuestros tiempos", dijo el presidente Barack Obama.
Manifestaciones similares de cariño, respeto y admiración se repitieron desde todas las instancias de poder, tanto desde las filas demócratas como de las republicanas, que reconocieron en Kennedy, de 77 años, a uno de los mejores políticos que ha engendrado Estados Unidos.
Asimismo, como señal de pesar, las banderas de EE.UU. ondearon hoy a media asta.
El senador, fallecido este martes a causa de un cáncer cerebral, será enterrado en una fecha aun no determinada en el Cementerio Nacional de Arlington, aledaño a la capital estadounidense, junto a las tumbas de sus hermanos, el presidente John, y el senador Robert, ambos asesinados, y las de unos 225.000 soldados.
Antes será velado en la Biblioteca Presidencial dedicada a su hermano John F. Kennedy en Boston.
El político, conocido como el "León liberal del Senado", al que dedicó 47 años de su carrera política, representaba a un clan que dominó la política de Estados Unidos en los años 60 y que cautivó al país y al resto del mundo con su glamour y también con sus desgracias.
Su muerte en su residencia de Hyannis Port, en Massachusetts, fue dada a conocer a primeras horas del miércoles por su familia a través de un comunicado.
"Hemos perdido el pilar central e insustituible de nuestra familia y la luz de nuestra vida, pero su fe, optimismo y perseverancia vivirán en nuestros corazones para siempre".
A Ted Kennedy se le diagnosticó un cáncer cerebral en mayo del año pasado, del que fue operado, aunque no se le pudo extirpar por completo.
Pese a su delicada salud, apareció por sorpresa en la Convención Demócrata de Denver, hace justo un año, donde acudió para respaldar la candidatura presidencial de Barack Obama.
Con un discurso emotivo, lúcido y brillante, Kennedy prometió en aquella ocasión estar presente cuando Obama tomará posesión de la Casa Blanca y así lo hizo, participando en los actos de investidura, donde sufrió un ligero desmayo.
Más tarde acudió a la Casa Blanca en abril, cuando Obama firmó una ley que llevaba el nombre del senador para ampliar un programa de servicio comunitario.
Su desaparición se produce justo en el momento en que más le necesita su partido, cuando se discute en el Congreso su ansiada reforma del sistema de salud, por la que Kennedy peleó durante décadas.
El senador deja un legado de lucha por los derechos civiles y por la igualdad de oportunidades para los más desfavorecidos, a lo largo de su extensa trayectoria en la Cámara Alta, para la que fue elegido en 1962, durante la presidencia de su hermano John.
Sus propias ansias presidenciales se vieron dañadas tras un escándalo por un accidente de automóvil sufrido en 1969, en el que murió la mujer con la que viajaba, Mary Jo Kopechne.
El automóvil cayó al agua, él pudo salvarse pero ella se ahogó.
Kennedy compitió una vez por la Casa Blanca, en 1980, pero perdió la candidatura demócrata a la presidencia ante Jimmy Carter, que se presentaba a la reelección.
Hoy las figuras más relevantes de la política estadounidense recordaron la herencia política que deja el senador, entre ellos el vicepresidente, Joseph Biden, un veterano del Senado.
Biden dijo que durante más de 36 años había tenido "el privilegio de ir a trabajar cada día" con él, de sentarse "literal y no figurativamente a su lado, y de ser testigo de la historia".
"Kennedy restauró mi idealismo y mi fe en las posibilidades de lo que este país puede hacer y podría ser", afirmó.
Para el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, "el rugido del "León liberal" puede ahora callar para siempre, pero sus sueños e ideales nunca morirán".
Los homenajes llegaron también del lado republicano, comenzando por Nancy Reagan, esposa del fallecido presidente Ronald Reagan.
"Debido a nuestras diferencias políticas, la gente se sorprende de lo cerca que Ronnie y yo hemos estado de la familia Kennedy", dijo en un comunicado.
El senador Orrin Hatch calificó a Kennedy como "un amigo preciado" y su colega John McCain, que fue candidato presidencial republicano en 2008, señaló que es "irremplazable" en el Congreso.
El ex presidente George H.W. Bush, otro republicano, aseveró que aunque durante muchos años no coincidió con Kennedy "en muchos temas políticos", siempre respetó "su inalterable vocación de servicio público".
Por esa vocación y el sentido del deber de Kennedy, Estados Unidos está hoy de luto.
-EFE
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