Cientos de campesinos filipinos arriesgan sus vidas para atender sus cultivos, ubicados en las faldas del volcán Mayon en la región central de Bicol.
Cientos de campesinos filipinos están regresando para atender sus cultivos a las faldas del volcán Mayón en la región central de Bicol, pese al cada vez mayor riesgo de una erupción inminente, informaron hoy las autoridades.
El gobernador de la provincia de Albay, Joey Salcedo, admitió que parte de las casi 50.000 personas evacuadas desde principios de semana se escapan de noche para adentrarse en la "zona de peligro", establecida en un radio de seis kilómetros respecto al cráter, pues la alerta ha coincidido con la época de la recogida de la siembra.
"No podemos hacer nada que no sea sacarles de allí cuando los veamos", afirmó Salceda, mientras el Instituto de Vulcanología y Sismología de Filipinas (Philvolcs) insiste en que la erupción puede ocurrir en cualquier momento.
Anoche fueron desalojados unos 3.000 residentes que se habían negado hasta ahora y en las próximas horas serán evacuados con el apoyo del Ejército otros 10.000 cuando se amplíe el perímetro de seguridad a un radio de ocho kilómetros.
Entre la madrugada y esta mañana, el Mayón registró tres potentes explosiones en su interior que produjeron nubes de ceniza y dióxido de azufre de hasta dos kilómetros de altura y causaron las mayores sacudidas desde que el pasado lunes el volcán comenzara a rugir.
Philvolcs ha registrado hasta ahora casi 250 pequeños estallidos dentro del monte y reconoce que es cada mayor el riesgo de erupción.
Salceda declaró ayer un toque de queda a partir de medianoche y el estado de catástrofe en la zona, medida que le permite dedicar a ayuda humanitaria el 5 por ciento del presupuesto provincial y ordenar evacuaciones forzosas.
Las autoridades filipinas luchan por convencer a cientos de personas que viven dentro del perímetro para que abandonen sus casas, a lo que se han negado hasta ahora por temor a saqueos y no querer pasar la Navidad en un refugio, donde ya están alojados unos 35.000 vecinos.
Desde que los vulcanólogos elevaran el lunes la alerta al nivel 3, el Mayón ha arrojado lava que forma ya un río de más de 700 metros de longitud, y los humeantes fragmentos caen hasta una distancia de unos tres kilómetros del cráter.
La actividad del volcán es seguida de cerca por los vulcanólogos desde julio de este año, cuando aumentó su actividad después de casi tres años.
De 2.462 metros de altura y conocido como "el cono perfecto", el Mayon es uno de los volcanes más activos de Filipinas y visitado cada año por cientos de turistas.
La peor de sus 45 erupciones conocidas fue en 1814, cuando causó la muerte a unas 1.200 personas y enterró por entero la ciudad de Cagsawa, bautizada como "la Pompeya filipina" y donde solo se salvó la torre de la iglesia. EFE
El gobernador de la provincia de Albay, Joey Salcedo, admitió que parte de las casi 50.000 personas evacuadas desde principios de semana se escapan de noche para adentrarse en la "zona de peligro", establecida en un radio de seis kilómetros respecto al cráter, pues la alerta ha coincidido con la época de la recogida de la siembra.
"No podemos hacer nada que no sea sacarles de allí cuando los veamos", afirmó Salceda, mientras el Instituto de Vulcanología y Sismología de Filipinas (Philvolcs) insiste en que la erupción puede ocurrir en cualquier momento.
Anoche fueron desalojados unos 3.000 residentes que se habían negado hasta ahora y en las próximas horas serán evacuados con el apoyo del Ejército otros 10.000 cuando se amplíe el perímetro de seguridad a un radio de ocho kilómetros.
Entre la madrugada y esta mañana, el Mayón registró tres potentes explosiones en su interior que produjeron nubes de ceniza y dióxido de azufre de hasta dos kilómetros de altura y causaron las mayores sacudidas desde que el pasado lunes el volcán comenzara a rugir.
Philvolcs ha registrado hasta ahora casi 250 pequeños estallidos dentro del monte y reconoce que es cada mayor el riesgo de erupción.
Salceda declaró ayer un toque de queda a partir de medianoche y el estado de catástrofe en la zona, medida que le permite dedicar a ayuda humanitaria el 5 por ciento del presupuesto provincial y ordenar evacuaciones forzosas.
Las autoridades filipinas luchan por convencer a cientos de personas que viven dentro del perímetro para que abandonen sus casas, a lo que se han negado hasta ahora por temor a saqueos y no querer pasar la Navidad en un refugio, donde ya están alojados unos 35.000 vecinos.
Desde que los vulcanólogos elevaran el lunes la alerta al nivel 3, el Mayón ha arrojado lava que forma ya un río de más de 700 metros de longitud, y los humeantes fragmentos caen hasta una distancia de unos tres kilómetros del cráter.
La actividad del volcán es seguida de cerca por los vulcanólogos desde julio de este año, cuando aumentó su actividad después de casi tres años.
De 2.462 metros de altura y conocido como "el cono perfecto", el Mayon es uno de los volcanes más activos de Filipinas y visitado cada año por cientos de turistas.
La peor de sus 45 erupciones conocidas fue en 1814, cuando causó la muerte a unas 1.200 personas y enterró por entero la ciudad de Cagsawa, bautizada como "la Pompeya filipina" y donde solo se salvó la torre de la iglesia. EFE
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