El ministro de Educación de Francia indicó que "la escuela es lo último que hay que cerrar". Su mensaje es que la presión tiene que ir dirigida a los que no están todavía vacunados para que lo hagan.
El Gobierno francés hará todo lo posible para evitar otro confinamiento con la nueva oleada que se viene encima con la variante ómicron, según el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, que insistió en que si hay nuevas restricciones "la escuela es lo último que hay que cerrar".
En una entrevista al canal BFMTV, Blanquer subrayó este domingo cuando se le preguntó por la posibilidad de cerrar los centros escolares que "no es la hipótesis privilegiada", aunque todas las opciones "están encima de la mesa".
Las vacaciones escolares en Francia comenzaron este sábado y los alumnos deben volver a clase el 3 de enero. Pero algunos epidemiólogos y responsables políticos, como la candidata al Elíseo del partido conservador Los Republicanos, Valérie Pécresse, piden que la actividad en las aulas no se reanude al menos hasta una semana más tarde, ante el riesgo de que eso multiplique los contagios.
El ministro recordó que desde el comienzo de la crisis ha habido presiones para que se suspendan las clases presenciales y que él ha resistido "en lo posible a esas presiones" con la idea de que "la escuela es lo último que hay que cerrar".
A su parecer, Francia ha sido un modelo en el mundo precisamente por haberlas mantenido en funcionamiento como en ningún otro sitio desde que se superó la primera ola de coronavirus en primavera de 2020.
Más allá de la cuestión de los centros escolares, cuando se le preguntó si Francia podrá impedir un nuevo confinamiento como el que se ha iniciado este domingo en los Países Bajos, Blanquer afirmó que se hará "todo lo posible para evitarlo".
Presión para los no vacunados
Su mensaje, como el del resto de los miembros del Ejecutivo, es que la presión tiene que ir dirigida a los que no están todavía vacunados para que lo hagan, porque con su actitud están restringiendo la libertad de los demás: "Estaría bien el que 10 % (no vacunado) asumiera sus responsabilidades", dice.
El primer ministro, Jean Castex, anunció el viernes que en enero se llevará al Parlamento un proyecto de ley para transformar el certificado sanitario, que prueba haberse vacunado, haber superado la covid hace menos de seis meses o tener un test negativo, en certificado de vacunación.
Eso significará que los que no están vacunados y se hacen test para validarlo no podrán seguir utilizándolo. Eso les impedirá, por ejemplo, ir a un bar, a un restaurante, a un cine, a un espectáculo o a un estadio, ya que desde el verano es obligatorio en Francia.
También se plantea la posibilidad de imponer ese certificado de vacunación a los que utilicen transportes de largo recorrido (autobuses, trenes o aviones).
Otra pista que baraja el Gobierno es imponer el certificado sanitario (con la posibilidad de recurrir a los test) para todos los trabajadores de empresas y de administraciones públicas. EFE
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