El jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, quien lideró una rebelión contra la cúpula militar rusa, dijo en sus primeras declaraciones tras el fallido motín que sólo buscaba salvar de la desaparición a su grupo de mercenarios y no cambiar el poder en Rusia.
El espectacular avance del Grupo Wagner hacia Moscú durante su fugaz levantamiento el sábado revela "graves problemas de seguridad" en Rusia, dijo este lunes el jefe de este grupo mercenario, Yevgueni Prigozhin, que destacó que sus hombres recorrieron 780 km y encontraron muy poca resistencia.
"La marcha ha evidenciado graves problemas de seguridad en el país", declaró Prigozhin en su primer mensaje de audio desde que ordenó el fin de la sublevación el sábado por la noche, sin revelar su ubicación actual.
El empresario afirmó que sus combatientes avanzaron hacia la capital y se detuvieron "a 200 kilómetros de Moscú".
Prigozhin se defendió y afirmó que su objetivo no fue "derrocar el poder en el país" sino evitar la "destrucción del grupo Wagner", pero que no quiso "derramar sangre rusa".
Además señaló que esta unidad "debía dejar de existir el 1 de julio a consecuencia de las intrigas" de la élite militar rusa.
Se trata de la fecha tope establecida por el presidente ruso, Vladímir Putin, y el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, para que todos los voluntarios que participan en la guerra en Ucrania debían firmar contratos con Defensa, con lo cual el Grupo Wagner, que rechazaba esta condición, quedaría proscrito.
Apuntó que "solo unos pocos combatientes del ejército privado accedieron a firmar el contrato con el Ministerio de Defensa" y añadió que la obligación de subordinarse a Shoigú y al jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, se puso sobre la mesa "en el momento menos adecuado".
Explicó que Wagner tenía la intención de trasladar todos sus efectivos y equipamiento a Rostov en el Don el 30 de junio para "entregar públicamente" su armamento al Ejército ruso.
"Pese a que no dimos muestras de agresión, nos atacaron con misiles y luego con helicópteros. Cerca de 30 efectivos de Wagner murieron, algunos resultaron heridos", explicó.
Wagner demostró "un alto nivel de organización"
La gota que colmó el vaso de la paciencia de Prigozhin fue el supuesto bombardeo con misiles por parte de las fuerzas rusas de un campamento de los mercenarios en la retaguardia rusa en Ucrania.
Tras denunciar el ataque, el jefe de Wagner anunció que había cruzado con sus hombres la frontera rusa en la región de Rostov e iniciado una "marcha por la justicia".
"Demostramos un alto nivel de organización que debería tener el ejército ruso", agregó Prigozhin.
Además afirmó que en su recorrido, los civiles le expresaron su apoyo, algo que expone la fragilidad del poder en Rusia. "Los civiles nos recibieron con banderas rusas y con el símbolo de Wagner", afirmó. "Todos estaban muy felices cuando pasábamos".
Según Prigozhin, durante la marcha, que duró 24 horas y en la que los mercenarios recorrieron 780 kilómetros, "una columna salió hacia Rostov y otra, rumbo a Moscú.
Afirmó que en el terreno no murió ni un solo soldado ruso y lamentó que sus unidades hubiesen tenido que responder a los ataques de los aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas de Rusia que intentaban frenar las columnas y causaron dos muertos en las filas de los wagner.
En el lado ruso fallecieron por su parte en el operativo antiterrorista unos diez pilotos, según los medios locales, algo que Prigozhin no menciona.
Prigozhin, que no dio datos sobre su actual paradero ni sobre sus planes futuros tras acordar con el Kremlin su exilio en Bielorrusia y reiteró que no tenía como objetivo "derrocar el Gobierno legítimo del país". (Con información de EFE y AFP)
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