El balance oficial de la catástrofe arroja una cifra de 91 muertos, que se cree podría aumentar a medida que pasan las horas.
La lluvia ha comenzado a dificultar los trabajos de rescate que se llevan a cabo en la ciudad italiana de L"Aquila para encontrar posibles supervivientes al terremoto de 5,8 grados de magnitud en la escala de Richter que esta madrugada sacudió el centro del país.
A pesar del mal tiempo, los servicios de emergencia prosiguen con sus labores, que se centran en el casco histórico de la ciudad, toda vez que ya se han habilitado tiendas de campaña en distintos centros deportivos que sirven de resguardo para los evacuados.
Según afirmó a Efe uno de los miembros de protección civil en la zona, Arturo Vernillo, cuanto más tiempo pase, más difícil será encontrar con vida a los desaparecidos.
El balance oficial de la catástrofe arroja una cifra de 91 muertos, que se cree podría aumentar a medida que pasan las horas.
Uno de los edificios en los que se está trabajando para buscar supervivientes es la Casa del Estudiante, donde el desplome de una de las fachadas laterales ha dejado atrapados a varias personas. Esta mañana se sacó a un estudiante muerto y a otro con vida y, según fuentes policiales, todavía quedan bajo los escombros cinco jóvenes más.
Familiares y amigos se agolpan frente a la residencia estudiantil para seguir la evolución de las tareas de rescate y tener noticias de primera mano. Muchos se encuentran en pijama y están pendientes del teléfono para dar información a sus familiares.
En otro edificio del centro hay al menos ocho personas atrapadas y esta mañana localizaron dos cuerpos de dos mujeres de 21 y 29 años, la última de ellas muerta.
Los medios también han informado del hallazgo del cuerpo de una mujer en su cama abrazada a sus dos hijos. Los tres al parecer murieron aplastados en su casa, en la calle Campo di Fossa.
Por el momento, se habla de al menos cien mil personas evacuadas, a los que no se les está permitiendo regresar a sus casas para recoger pertenencias personales. Las autoridades han comunicado que tendrán que esperar al menos cuarenta y ocho horas antes de hacerlo.
Muchos de los evacuados han pasado la madrugada a la intemperie y no ha sido hasta el mediodía de hoy que han encontrado refugio en los polideportivos habilitados a tal efecto.
Los vecinos de L"Aquila aseguran que los movimientos telúricos comenzaron alrededor de las 22.30 hora local (20.30 GMT) de ayer, aunque la mayoría permaneció en sus casas hasta la sacudida más fuerte, la registrada en torno a las 01.30 GMT, que duró alrededor de medio minuto y ha tenido réplicas menores durante toda la mañana.
Simone De Meo, uno de los afectados, aseguró a Efe que le despertó su hermano porque él estaba durmiendo y que le dijo que se pusiera los zapatos y saliera a la calle. En ese momento, sintió "mucho pánico".
Otro de los refugiados de en uno de los centros deportivos, Giuseppe Cesarano, explicó que tras sentir la sacudida más fuerte, que hizo que se desprendieran trozos de las paredes de su habitación y se cortara la corriente eléctrica, "me desperté y bajé corriendo al jardín de la casa para esperar más indicaciones".
Su amiga, Daniela Petito, afirmó que nada hacía prever que la sacudida de la madrugada sería tan fuerte, porque las dos anteriores habían sido bastantes suaves.
El terremoto de esta madrugada puedo sentirse en gran parte del centro sur de Italia, desde la región de Emilia Romagna y hasta Nápoles.
Las primeras estimaciones que recogen los medios de comunicación locales hablan de entre 10 y 15 mil edificios dañados por el temblor, y entre ellos también hay edificios nuevos, con fachadas derruidas en parte. EFE
A pesar del mal tiempo, los servicios de emergencia prosiguen con sus labores, que se centran en el casco histórico de la ciudad, toda vez que ya se han habilitado tiendas de campaña en distintos centros deportivos que sirven de resguardo para los evacuados.
Según afirmó a Efe uno de los miembros de protección civil en la zona, Arturo Vernillo, cuanto más tiempo pase, más difícil será encontrar con vida a los desaparecidos.
El balance oficial de la catástrofe arroja una cifra de 91 muertos, que se cree podría aumentar a medida que pasan las horas.
Uno de los edificios en los que se está trabajando para buscar supervivientes es la Casa del Estudiante, donde el desplome de una de las fachadas laterales ha dejado atrapados a varias personas. Esta mañana se sacó a un estudiante muerto y a otro con vida y, según fuentes policiales, todavía quedan bajo los escombros cinco jóvenes más.
Familiares y amigos se agolpan frente a la residencia estudiantil para seguir la evolución de las tareas de rescate y tener noticias de primera mano. Muchos se encuentran en pijama y están pendientes del teléfono para dar información a sus familiares.
En otro edificio del centro hay al menos ocho personas atrapadas y esta mañana localizaron dos cuerpos de dos mujeres de 21 y 29 años, la última de ellas muerta.
Los medios también han informado del hallazgo del cuerpo de una mujer en su cama abrazada a sus dos hijos. Los tres al parecer murieron aplastados en su casa, en la calle Campo di Fossa.
Por el momento, se habla de al menos cien mil personas evacuadas, a los que no se les está permitiendo regresar a sus casas para recoger pertenencias personales. Las autoridades han comunicado que tendrán que esperar al menos cuarenta y ocho horas antes de hacerlo.
Muchos de los evacuados han pasado la madrugada a la intemperie y no ha sido hasta el mediodía de hoy que han encontrado refugio en los polideportivos habilitados a tal efecto.
Los vecinos de L"Aquila aseguran que los movimientos telúricos comenzaron alrededor de las 22.30 hora local (20.30 GMT) de ayer, aunque la mayoría permaneció en sus casas hasta la sacudida más fuerte, la registrada en torno a las 01.30 GMT, que duró alrededor de medio minuto y ha tenido réplicas menores durante toda la mañana.
Simone De Meo, uno de los afectados, aseguró a Efe que le despertó su hermano porque él estaba durmiendo y que le dijo que se pusiera los zapatos y saliera a la calle. En ese momento, sintió "mucho pánico".
Otro de los refugiados de en uno de los centros deportivos, Giuseppe Cesarano, explicó que tras sentir la sacudida más fuerte, que hizo que se desprendieran trozos de las paredes de su habitación y se cortara la corriente eléctrica, "me desperté y bajé corriendo al jardín de la casa para esperar más indicaciones".
Su amiga, Daniela Petito, afirmó que nada hacía prever que la sacudida de la madrugada sería tan fuerte, porque las dos anteriores habían sido bastantes suaves.
El terremoto de esta madrugada puedo sentirse en gran parte del centro sur de Italia, desde la región de Emilia Romagna y hasta Nápoles.
Las primeras estimaciones que recogen los medios de comunicación locales hablan de entre 10 y 15 mil edificios dañados por el temblor, y entre ellos también hay edificios nuevos, con fachadas derruidas en parte. EFE
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