Amenazas de boicot y denuncias de que empresas han amenazado con despedir a los trabajadores que no voten, infunden diferente a los comicios.
Los hondureños acudieron hoy a las urnas en un clima de tensión, gran presencia de militares y policías en calles y colegios electorales, y un ambiente distante del habitual en unas elecciones y más propio de un partido Barcelona-Real Madrid.
"Una señora vino esta mañana a votar corriendo, llegó, firmó y se fue, por los cohetes, decía", explicó a Efe Isaí Bulnes, presidente una mesa electoral en el barrio popular de San José de la Peña, al reconocer que la población teme que se puedan producir incidentes.
Las amenazas de boicot por parte del Frente Nacional de Resistencia y las denuncias de que empresas y organismos públicos han amenazado con despedir a los trabajadores que no acudan a las urnas, infunden un ambiente muy distante al de unas elecciones normales.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), que ha servido de punto de reunión para la resistencia en las últimas semanas, permanecía hoy vacío y cerrado, pero en frente estaba apostado un jeep artillado también desocupado, pero rodeado de militares.
"Hay tensión, claro que hay tensión, pero de momento todo está bien, aunque hace un rato escuchamos un par de cohetes y todos nos quedamos callados", dijo a Efe Cristian Armando Uclés, que hoy ejerce como presidente de una mesa electoral porque el titular designado no se presentó.
"No sé por qué no vino, tal vez no está de acuerdo o tal vez tenía miedo", agregó Uclés, que tres horas después de que su colegio, en el barrio de La Vega, abriera las puertas había visto pasar a 30 de las 380 personas inscritas en el censo a su cargo.
A pocos metros Rocío, una trabajadora de hostelería, aseguraba que había ido a votar antes de lo que hace habitualmente porque sentía "fervor patriótico".
"No es el clima más sano para votar pero no es culpa de nuestras autoridades, es culpa de los que con su intransigencia no quieren que votemos", señaló.
María, de 50 años, aseguraba que ella es seguidora del depuesto gobernante, Manuel Zelaya.
Así las cosas, el escaso color de la jornada había que encontrarlo en los no pocos hondureños que enfundados en sus camisetas de Barcelona y Real Madrid acudieron a votar.
Con la casaca negra del equipo merengue, Roberto Estévez, un estudiante de 20 años, defendía hoy su decisión de acudir a votar pese a ser el único de su familia que lo hará, y de llevarlo a cabo pronto para no perderse la transmisión del clásico de la liga española de fútbol.
"Decidí no quedarme en casa porque este es mi derecho y quiero decidir sobre el futuro de mi país", expresó.
No lejos de él, y con una zamarra azulgrana, Dimer, un contador de 45 años, aseguraba que votaba pronto para "estar tranquilos en casa y esperando que hoy salgan los mejores hombres para reforzar la democracia".
A las puertas de un colegio y en un "centro de acopio" del Partido Liberal, puestos para informar a la población sobre cómo y donde votar, Álvaro Morel, de 62 años, reconocía que "este año no hay el ambiente de otros años".
Morel aseguró que su presidente sigue siendo su correligionario Zelaya, pero que hoy va a votar porque lo importante es el partido.
El liberal reconoció que lo que le pasó a "Mel", como se conoce popularmente a Zelaya, puede volver a pasar de nuevo, aunque, en su opinión, "lo importante es que el partido esté en el poder".
"Tal vez algún día cambie esto", agregó.
A Maibe, de 27 años y estudiante de psicología, no le importa si las elecciones sirven para poner fin a la crisis desatada en Honduras tras el golpe contra Zelaya.
"A mi lo que me preocupa es que a nadie le importa la educación o la pobreza. Me importan los problemas normales de la gente no qué pasa con Zelaya", dijo el estudiante, que hoy acudió a votar con la camiseta del conjunto blanco.
Al ser preguntado sobre quién ganará las elecciones, Maibe respondió riendo: "el Real Madrid". EFE
"Una señora vino esta mañana a votar corriendo, llegó, firmó y se fue, por los cohetes, decía", explicó a Efe Isaí Bulnes, presidente una mesa electoral en el barrio popular de San José de la Peña, al reconocer que la población teme que se puedan producir incidentes.
Las amenazas de boicot por parte del Frente Nacional de Resistencia y las denuncias de que empresas y organismos públicos han amenazado con despedir a los trabajadores que no acudan a las urnas, infunden un ambiente muy distante al de unas elecciones normales.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), que ha servido de punto de reunión para la resistencia en las últimas semanas, permanecía hoy vacío y cerrado, pero en frente estaba apostado un jeep artillado también desocupado, pero rodeado de militares.
"Hay tensión, claro que hay tensión, pero de momento todo está bien, aunque hace un rato escuchamos un par de cohetes y todos nos quedamos callados", dijo a Efe Cristian Armando Uclés, que hoy ejerce como presidente de una mesa electoral porque el titular designado no se presentó.
"No sé por qué no vino, tal vez no está de acuerdo o tal vez tenía miedo", agregó Uclés, que tres horas después de que su colegio, en el barrio de La Vega, abriera las puertas había visto pasar a 30 de las 380 personas inscritas en el censo a su cargo.
A pocos metros Rocío, una trabajadora de hostelería, aseguraba que había ido a votar antes de lo que hace habitualmente porque sentía "fervor patriótico".
"No es el clima más sano para votar pero no es culpa de nuestras autoridades, es culpa de los que con su intransigencia no quieren que votemos", señaló.
María, de 50 años, aseguraba que ella es seguidora del depuesto gobernante, Manuel Zelaya.
Así las cosas, el escaso color de la jornada había que encontrarlo en los no pocos hondureños que enfundados en sus camisetas de Barcelona y Real Madrid acudieron a votar.
Con la casaca negra del equipo merengue, Roberto Estévez, un estudiante de 20 años, defendía hoy su decisión de acudir a votar pese a ser el único de su familia que lo hará, y de llevarlo a cabo pronto para no perderse la transmisión del clásico de la liga española de fútbol.
"Decidí no quedarme en casa porque este es mi derecho y quiero decidir sobre el futuro de mi país", expresó.
No lejos de él, y con una zamarra azulgrana, Dimer, un contador de 45 años, aseguraba que votaba pronto para "estar tranquilos en casa y esperando que hoy salgan los mejores hombres para reforzar la democracia".
A las puertas de un colegio y en un "centro de acopio" del Partido Liberal, puestos para informar a la población sobre cómo y donde votar, Álvaro Morel, de 62 años, reconocía que "este año no hay el ambiente de otros años".
Morel aseguró que su presidente sigue siendo su correligionario Zelaya, pero que hoy va a votar porque lo importante es el partido.
El liberal reconoció que lo que le pasó a "Mel", como se conoce popularmente a Zelaya, puede volver a pasar de nuevo, aunque, en su opinión, "lo importante es que el partido esté en el poder".
"Tal vez algún día cambie esto", agregó.
A Maibe, de 27 años y estudiante de psicología, no le importa si las elecciones sirven para poner fin a la crisis desatada en Honduras tras el golpe contra Zelaya.
"A mi lo que me preocupa es que a nadie le importa la educación o la pobreza. Me importan los problemas normales de la gente no qué pasa con Zelaya", dijo el estudiante, que hoy acudió a votar con la camiseta del conjunto blanco.
Al ser preguntado sobre quién ganará las elecciones, Maibe respondió riendo: "el Real Madrid". EFE
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