Premio Nobel de Literatura seguró que la situación de Argentina es un ´caso triste´ y recordó que el país fue uno de los primeros en el mundo en acabar con el analfabetismo.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, culpó hoy a los políticos argentinos por el estancamiento, que a su juicio, sufre ese país y acusó al actual Gobierno de tocar "el fondo de la demagogia".
En una rueda de prensa en la ciudad brasileña de Porto Alegre, el literato aseguró que la situación de Argentina es un "caso triste" y recordó que el país fue uno de los primeros en el mundo en acabar con el analfabetismo y tuvo durante varias décadas un sistema de educación considerado como modelo a escala internacional.
"Si hubiera seguido ese rumbo, Argentina sería hoy uno de los países más avanzados de la Tierra. Pero eso no sucedió por razones políticas y sí por los malos Gobiernos que tuvo. Por los demagogos", afirmó el escritor.
Vargas Llosa, que participa en Porto Alegre del ciclo de conferencias "Fronteras del pensamiento" en la Universidad Federal de Río Grande do Sul, agregó que el actual Gobierno argentino "parece tocar el fondo de la demagogia, del populismo y de la falta de integridad moral".
Sobre el momento político actual de América Latina, el premio Nobel se refirió al presidente de México, Felipe Calderón, y al avance del narcotráfico en ese país, por lo que defendió la legalización de las drogas como estrategia para debilitar la delincuencia asociada al tráfico de estupefacientes.
"Se invierte cada vez más en el combate a las drogas, pero el consumo y la producción siguen creciendo. Hay que poner en práctica otra fórmula y, al mismo tiempo, invertir esas enormes cantidades de dinero en la información y propaganda sobre los estragos que causa la drogadicción", argumentó.
El escritor reiteró sus críticas a las relaciones del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, con los Gobiernos de Venezuela y de Irán.
"Él se reúne con el presidente (de Venezuela, Hugo) Chávez e invita a (visitar Brasil) al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que está cometiendo crímenes horribles, permitiendo que mujeres sean apedreadas por ser adúlteras. Son contradicciones que deberían ser evitadas", expresó.
No obstante, Vargas Llosa elogió la gestión económica del actual Gobierno brasileño, que está permitiendo un período de crecimiento y prestigio a nivel internacional.
Lula, opinó Vargas Llosa, "ha respetado la democracia y ha aplicado recetas de la socialdemocracia o liberales. Eso atrajo buenos resultados".
El autor de "Lituma y los Andes" aseguró que su esposa Patricia será la encargada de administrar el premio de un millón y medio de dólares que recibirá por la concesión del Nobel, pero que espera ganar a cambio "una pequeña propina" de ella para poder comprar "algunos librillos".
Reconoció que cuando aspiró a la Presidencia de Perú, en 1990, carecía de las virtudes elementales que debe poseer un político, que, en su opinión, van más allá del intercambio de ideas y la discusión de proyectos.
"La política también es eso, pero, al mismo tiempo, es intriga, es maniobra. Es una actividad que, como todo lo que toca el poder, saca de las personas lo mejor y lo peor", apuntó.
Aclaró, sin embargo, que no se debe abandonar el aspecto ideológico de la política, pero es necesario ser consciente de otras dimensiones, "de lo contrario se está condenado a ser un mal político, como fue mi caso", enfatizó.
EFE
En una rueda de prensa en la ciudad brasileña de Porto Alegre, el literato aseguró que la situación de Argentina es un "caso triste" y recordó que el país fue uno de los primeros en el mundo en acabar con el analfabetismo y tuvo durante varias décadas un sistema de educación considerado como modelo a escala internacional.
"Si hubiera seguido ese rumbo, Argentina sería hoy uno de los países más avanzados de la Tierra. Pero eso no sucedió por razones políticas y sí por los malos Gobiernos que tuvo. Por los demagogos", afirmó el escritor.
Vargas Llosa, que participa en Porto Alegre del ciclo de conferencias "Fronteras del pensamiento" en la Universidad Federal de Río Grande do Sul, agregó que el actual Gobierno argentino "parece tocar el fondo de la demagogia, del populismo y de la falta de integridad moral".
Sobre el momento político actual de América Latina, el premio Nobel se refirió al presidente de México, Felipe Calderón, y al avance del narcotráfico en ese país, por lo que defendió la legalización de las drogas como estrategia para debilitar la delincuencia asociada al tráfico de estupefacientes.
"Se invierte cada vez más en el combate a las drogas, pero el consumo y la producción siguen creciendo. Hay que poner en práctica otra fórmula y, al mismo tiempo, invertir esas enormes cantidades de dinero en la información y propaganda sobre los estragos que causa la drogadicción", argumentó.
El escritor reiteró sus críticas a las relaciones del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, con los Gobiernos de Venezuela y de Irán.
"Él se reúne con el presidente (de Venezuela, Hugo) Chávez e invita a (visitar Brasil) al presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, que está cometiendo crímenes horribles, permitiendo que mujeres sean apedreadas por ser adúlteras. Son contradicciones que deberían ser evitadas", expresó.
No obstante, Vargas Llosa elogió la gestión económica del actual Gobierno brasileño, que está permitiendo un período de crecimiento y prestigio a nivel internacional.
Lula, opinó Vargas Llosa, "ha respetado la democracia y ha aplicado recetas de la socialdemocracia o liberales. Eso atrajo buenos resultados".
El autor de "Lituma y los Andes" aseguró que su esposa Patricia será la encargada de administrar el premio de un millón y medio de dólares que recibirá por la concesión del Nobel, pero que espera ganar a cambio "una pequeña propina" de ella para poder comprar "algunos librillos".
Reconoció que cuando aspiró a la Presidencia de Perú, en 1990, carecía de las virtudes elementales que debe poseer un político, que, en su opinión, van más allá del intercambio de ideas y la discusión de proyectos.
"La política también es eso, pero, al mismo tiempo, es intriga, es maniobra. Es una actividad que, como todo lo que toca el poder, saca de las personas lo mejor y lo peor", apuntó.
Aclaró, sin embargo, que no se debe abandonar el aspecto ideológico de la política, pero es necesario ser consciente de otras dimensiones, "de lo contrario se está condenado a ser un mal político, como fue mi caso", enfatizó.
EFE
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