El temor desatado por la epidemia de coronavirus en el país ha fomentado que circulen consejos y rumores sobre cómo protegerse de la enfermedad: algunos positivos y otros, catastróficos.
Al jengibre y la canela, usados en infusión para reforzar el sistema inmunológico ante el coronavirus, se unen en Irán remedios curiosos como las heces de burra y peligrosos como el alcohol, cuya versión adulterada ha causado ya decesos.
El temor desatado por la epidemia de coronavirus en el país persa, donde hasta ahora han muerto 291 personas y más de 8.000 se han contagiado, ha fomentado que circulen consejos y rumores sobre cómo protegerse de la enfermedad: algunos positivos y otros, catastróficos.
El caso del alcohol ha hecho sonar la alarma al provocar decenas de muertes por intoxicación etílica en la ciudad suroccidental de Ahvaz, debido a que algunos han vendido metanol haciéndolo pasar por etanol.
Al margen de este comercio ilegal, en general los iraníes están recurriendo a los tradicionales ‘atarí’, las populares tiendas dedicadas a la venta de especias, hierbas y plantas medicinales, que en estos tiempos viven un momento de auge.
Servat Dusti, empleado de un ‘atarí’ del barrio de Darrus, en el norte de Teherán, contó que "la mayoría de la gente se lleva canela, jengibre y clavo, que preparan como infusión para reforzar el sistema inmunológico y son muy beneficiosos para el coronavirus".
También compran la raíz del ginseng, jinjolero y tomillo, entre otros. Todos estos alimentos tienen "una naturaleza caliente", según la tradición iraní, una calificación que no alude a la temperatura de los mismos sino a su efecto en el organismo humano.
No solo estos establecimientos han visto una subida de las ventas. Otros comercios también reportan un aumento del consumo de limón, jengibre, cuyo precio se triplicó en los primeros días, ajo, miel y tahina (pasta de semillas de sésamo).
Heces de la burra
Hasta aquí, nada fuera de lo normal. Sin embargo, otro producto estrella de los ‘atarí’ en Irán y menos común en el resto del mundo es el llamado "anbar nesa" en farsi, las heces de la burra.
El asno debe ser hembra, según la medicina tradicional iraní, que otorga a sus excrementos propiedades desinfectantes y curativas del resfriado, enfermedades contagiosas, hongos y heridas del útero o dolores de dientes, entre otros.
Su uso requiere cierta maestría. Dusti comenta que "el anbar nesa se quema en un recipiente y se inhala su humo por la nariz y es muy bueno en general para la alergia".
"Tiene mucha aceptación entre los clientes, es muy beneficioso y lo están comprando mucho en esta época de coronavirus", agrega el vendedor del ‘atarí’, que añade que el humo también está siendo empleando para desinfectar las casas.
Existe asimismo una versión simplificada para aquellos menos avezados: los cigarrillos de heces de burra. Su utilidad contra el coronavirus es puesta en duda por los expertos, ya que afecta a los pulmones, pero más dañino para la salud es, no obstante, el metanol.
El drama del alcohol adulterado
Tras circular en las redes sociales rumores de que beber alcohol podía ayudar a desinfectar también el cuerpo, se han disparado en el país los casos de intoxicaciones.
En la ciudad de Ahvaz, al menos 36 personas han muerto por consumir alcohol adulterado y más de doscientas están intoxicadas, algunas en estado grave.
Según denunció la Fiscalía de Ahvaz, con la propagación de COVID-19 y la disminución de la disponibilidad de etanol en el mercado, algunos comerciantes intentan manipular el metanol, decolorarlo con lejía y venderlo como etanol. (Con información de EFE)
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