A pesar de los riesgos para la salud, Badamkhan Buzan-Ulzii y su marido no han tenido más opción que permanecer en la capital para trabajar, pero tuvieron que enviar a su hijo Temuulen, de 2 años, a más de 1.000 kilómetros de distancia, con familiares. Buzan-Ulzii, de 35 años, dudó mucho en tomar esa decisión, ya que inicialmente trasladó a toda la familia a otro distrito. Pero fue en vano. Varios problemas de salud y una bronquitis que tomó casi un año en ser superada, convencieron a la familia de enviar a Temuulen a casa de sus abuelos. "No importa que yo lo extrañe o quien lo críe. Si goza de buena salud, yo estoy contenta", dijo. Hasta ahora, la decisión parece haber sido la correcta, dijo Buyan-Ulzii: "Mi suegra me preguntó si es necesario seguir dándole los medicamentos, ya que ha dejado de toser", explicó.Fuente: AFP