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Shinzo Abe, el primer ministro que rescató los Juegos Olímpicos de la pandemia

Shinzo Abe apareció disfrazado como Super Mario en la ceremonia de clausura de Río 2016.
Shinzo Abe apareció disfrazado como Super Mario en la ceremonia de clausura de Río 2016. | Fuente: AFP

El ex primer ministro japonés, asesinado hoy en Japón, fue uno de los artífices de que se disputen los Juegos Olímpicos Tokio 2020, pese a los estragos de la pandemia

Shinzo Abe, fallecido tras ser tiroteado en las calles de Nara mientras participaba en un acto político, fue el primer ministro que llevó a su país los Juegos Olímpicos de 2020 y, tras un giro inesperado de guion, quien hizo posible que la gran cita deportiva se disputase en Tokio pese a la pandemia de coronavirus y con un año de retraso.

Shinzo Abe protagonizó toda la trayectoria del proyecto olímpico de Tokio: desde su victoria en 2013, al ganar la sede de los Juegos a Madrid y Estambul, hasta el aplazamiento forzado por la crisis sanitaria de la COVID-19, en marzo de 2020.

A medio camino, su inolvidable aparición en la ceremonia de clausura de Río 2016 disfrazado de Super Mario para recoger el testigo de los Juegos.

No llegó, sin embargo, a asistir a los Juegos Olímpicos como primer ministro, pues dimitió en septiembre de 2020 por problemas de salud derivados de una colitis ulcerosa crónica.

Durante los primeros años de la organización de los Juegos Olímpicos, Shinzo Abe tuvo que hacer frente a continuas polémicas protagonizadas por miembros del comité organizador. El plagio del logo, el descarte del proyecto inicial del Estadio Olímpico y el escándalo de la compra de votos para ganar los Juegos fueron algunos casos.

Frente a los cambios de dirigentes y de estrategia que implicaron estos problemas, el COI siempre halló en Shinzo Abe un socio fiable, al que consideró el hilo conductor de un proyecto que debía desembocar en los mejores Juegos de la historia.

La relación se puso a prueba, y salió triunfante, durante la pandemia de la COVID-19, cuando el gobierno japonés y el COI discutieron durante semanas si los Juegos debían cancelarse.

El 24 de marzo de 2020, tras una conversación telefónica con Thomas Bach, presidente del COI, Shinzo Abe compareció a las puertas de su residencia para confirmar lo que el mundo estaba esperando: "Japón, como país anfitrión, bajo las actuales circunstancias, ha propuesto que el COI estudie si se pueden aplazar cerca de un año los Juegos para que los atletas puedan tener las mejores condiciones. Thomas Bach me respondió que está de acuerdo en un ciento por ciento".

Los Juegos se pospusieron un año, con el consiguiente coste económico para Japón. Su coste final, que se reveló hace apenas dos semanas, ascendió a los 1,42 billones de yenes, unos 12.310 millones de euros, cuando el precio calculado al ser Tokio elegida sede rondaba los 6.625 millones de euros. La cantidad se disparó debido principalmente al impacto de la pandemia, pero el gobierno de Abe cumplió con sus compromisos y siguió adelante con la organización.

El asesinato de Shinzo Abe

Shinzo Abe, de 67 años, falleció tras ser tiroteado en la espalda durante un acto electoral en Nara (oeste de Japón). El Partido Liberal Democrático (PLD), al que pertenecía, confirmó su muerte.

Los servicios médicos del hospital universitario de Nara anunciaron luego en rueda de prensa que Abe falleció a las 17:03 hora local (8:03 GMT) a consecuencia de daños en las arterias y en el corazón y explicaron que se encontraba ya sin signos vitales al llegar a las instalaciones médicas.

Durante las aproximadamente cuatro horas en las que estuvo hospitalizado en el centro, al que fue trasladado en helicóptero, los médicos trataron de detener las hemorragias en el cuello y en el pecho y le realizaron transfusiones de sangre, sin lograr salvarle la vida.

Al conocer el atentado, y antes de que se confirmase su muerte, Thomas Bach se declaró "profundamente conmocionado" por el "cobarde ataque" contra el ex primer ministro. (EFE)

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