Un número indeterminado de edificios residenciales y negocios se hallan confinados por estar relacionados con los contagiados o con sus miles de contactos cercanos.
Un nuevo rebrote de la COVID-19 iniciado en la zona de bares de Pekín hace peligrar la efímera reapertura de la capital tras casi dos meses de severas restricciones y mantiene confinadas de nuevo a miles de personas, mientras los PCR diarios vuelven a escena.
Las autoridades pequinesas detectaron en la víspera 63 nuevos casos, 38 de ellos asintomáticos, y el número de positivos sintomáticos detectados en los últimos siete días asciende a 174.
Pese a las reducidas dimensiones del brote, éste supone uno de los más graves registrados en Pekín desde que comenzó la pandemia, contra la cual las autoridades chinas siguen aplicando una política de tolerancia cero.
El Gobierno de la capital, con una población de 22 millones de habitantes, trata de contener el rebrote aplicando la receta habitual en China: confinamientos selectivos allá donde se detecta algún caso, aislamiento de los contagiados y sus contactos cercanos y campañas a gran escala de pruebas PCR.
Los 3,5 millones de habitantes del distrito central de Chaoyang, origen del brote y corazón financiero de la ciudad, están siendo sometidos a pruebas PCR diarias a raíz de una campaña lanzada este lunes por las autoridades.
Asimismo, un número indeterminado de edificios residenciales y negocios se hallan confinados por estar relacionados con los contagiados o con sus miles de contactos cercanos, a los que se les está realizando seguimiento médico.
Antes de este rebrote, las pruebas PCR ya formaban parte de la rutina de millones de habitantes de la capital china, a los que se les exige una prueba negativa en las 48 o 72 horas previas para acceder a lugares públicos como supermercados, hospitales o parques.
El brote de la COVID-19
Este brote tuvo su origen en la visita de un hombre positivo a la COVID-19 a numerosos bares de Pekín durante la semana pasada pese a no haberse sometido a pruebas PCR entre el 26 de mayo y el 8 de junio.
El infectado, identificado por las autoridades como ‘Contagiado 1.911’, continuó visitando los bares incluso después de desarrollar fiebre el pasado 8 de junio.
En este caso, al menos uno de los bares visitados por el hombre no comprobó a la entrada su código de salud, que da fe de que el usuario no ha pasado por zonas de riesgo en los últimos 14 días, ni su temperatura corporal, y tampoco aplicó control de aforo, quebrantando así las regulaciones sanitarias que tienen que seguir restaurantes, bares y otros locales, lo que le ha ocasionado la pérdida de la licencia, según medios de la capital.
Además, las fuerzas de seguridad han abierto una investigación contra la persona responsable del bar por obstaculizar los trabajos de prevención contra la COVID-19 y contra al menos un contacto cercano de un cliente del bar que, pese a haber recibido órdenes de aislarse en su domicilio, acudió a restaurantes y centros comerciales y tomó el transporte público, informó la Oficina de Seguridad Pública de Pekín.
Según medios locales, la vicepresidenta china Sun Chunlan, el "brazo fuerte" del Ejecutivo central contra la crisis sanitaria, visitó esta semana el bar y otros lugares públicos del distrito y pidió reforzar los trabajos antipandémicos en la ciudad. (EFE)
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