Arabia Saudita juega un contrapeso contra Irán, además de comprometerse a comprar más de US$ 380 mil millones de dólares en armas a EE.UU.
Estados Unidos y Arabia Saudita, su gran aliado en Oriente Medio, mantienen una relación de larga data basada en la seguridad y el petróleo. Estas son las claves que la rigen.
Asociación desde 1945
Los dos países establecen relaciones diplomáticas en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial.
El 14 de febrero de 1945, su asociación queda sellada durante un histórico encuentro entre el rey Abdelaziz bin Saud y el presidente Franklin D. Roosevelt, con un pacto garantiza al reino protección militar a cambio de acceso privilegiado al petróleo.
El descubrimiento de vastas reservas de petróleo a finales de la década de 1930 había dado al reino el rango de socio vital para Estados Unidos.
Cooperación y atentados
Tras la invasión de Kuwait por el ejército iraquí de Sadam Husein en agosto de 1990, Riad autoriza el despliegue de cientos de miles de militares estadounidenses en el reino. El país sirve de base a la coalición internacional liderada por Washington en la guerra del Golfo en 1991.
Los años siguientes, aviones de la coalición despegan de bases situadas en el país para hacer respetar una "zona de exclusión aérea" sobre el sur de Irak, provocando el enojo de los integristas sauditas, que llevan a cabo dos atentados antiestadounidenses en el reino en los años 1990.
Tensiones
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, reivindicados por Al Qaida, las relaciones bilaterales sufren su más serio revés, pues 15 de los 19 pilotos que estrellaron los aviones eran sauditas.
Riad denuncia los ataques, pero se la acusa de financiar el extremismo islamista. Rechaza implicarse en los ataques a Afganistán en 2001 y participar en la guerra de Irak en 2003.
Washington saca de Arabia Saudita al grueso de sus últimos soldados y traslada a Catar el cuartel general de sus fuerzas aéreas en el Golfo, aunque mantiene la cooperación militar con Riad.
Crisis de confianza con Obama
En octubre de 2013, Riad anuncia su rechazo a integrar el Consejo de Seguridad de la ONU, un gesto de protesta contra la inacción del organismo y de Estados Unidos ante la guerra en Siria.
Riad, que apoya a la rebelión contra el presidente Bashar al Asad, no había escondido su enfado en septiembre, cuando el presidente Barack Obama anunció ataques contra el régimen sirio.
El acuerdo nuclear con Irán, gran rival de Riad, hace tambalearse aún más la confianza de Arabia Saudita.
Apoyo total con Trump
Los dirigentes sauditas celebran la llegada al poder de Donald Trump.
En mayo de 2017, el reino sunita lo recibe con toda pompa para su primer viaje presidencial al extranjero. Allí, Trump llama a "aislar" a Irán, chiita, para limitar su creciente influencia en Oriente Medio.
Estados Unidos y Arabia Saudita anuncian contratos de más de 380,000 millones de dólares, 110,000 de ellos dirigidos a combatir las "amenazas iraníes" y a los islamistas radicales.
Ambos países acusan a Irán de armar a los rebeldes en Yemen, donde Riad lidera una coalición militar en apoyo al poder.
El 20 de marzo de 2018, Trump alaba su "gran amistad" con el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, y dice esperar que el reino dé "una parte de [su] riqueza a Estados Unidos en forma de empleos y compra" de material militar.
El 8 de mayo, Riad "apoya" la decisión del presidente Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán.
Caso Khashoggi
El 2 de octubre, Jamal Khashoggi, un periodista saudita crítico con Riad desaparece tras haber entrado en el consulado de su país en Estambul.
El 19 de octubre, las autoridades sauditas admiten que el periodista murió en el consulado, después de haberlo negado.
Donald Trump considera creíbles las explicaciones sauditas, pero escasas. No obstante, rechaza poner en cuestión los enormes contratos militares con Riad.
AFP
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