Tras engañar a los líderes del Movimiento Socialista Nacional (NSM), el activista James Hart Stern se ha hecho con el control de este emblemático grupo neonazi de Estados Unidos.
La película ‘Infiltrado en el KKKlan’ (Spike Lee, 2018) ganó un Óscar a Mejor Guión Adaptado. Esta cuenta la historia de Ron Stallworth, el primer agente negro del departamento de policía de Colorado Springs quien, como primera misión, decide infiltrarse en el Ku Klux Klan y exponerlo ante la ciudad. Del mismo modo ahora lo hizo James Stern, un activista afroamericano californiano que se infiltró dentro de un grupo neonazi para desarmarlo.
Stern es el nuevo líder del Movimiento Nacional Socialista, uno de los más grandes grupos de supremacía blanca en el país. La noticia comenzó a circular de forma confusa en los medios desde el pasado jueves. Sin embargo, este viernes empezó a conceder entrevistas para anunciar su fin.
Según narró, el ingreso de Stern al grupo estuvo apoyado por el neonazi que lo dirigió en algún momento, Jeff Schoep. El activista se ganó la confianza del líder por varios años hasta que en enero, según indica en el registro licencias a corporaciones y entidades del Estado de Michigan, consiguió que le cediera formalmente la presidencia del grupo.
El movimiento afronta una demanda judicial luego de que participara en la marcha racista de Chalottesville en 2017. Esta acabó con graves disturbios, entre ellos, el de una mujer blanca atropellada que se lanzó contra los manifestantes antifascistas y que conducía un joven supremacista.
“Él (Schoep) sabía que tenía los miembros más vulnerable e impredecibles que había habido jamás en la organización”, explicó Stern este viernes en una entrevista a The Washington Post. “Se dio cuenta de que alguien cometería un delito y que él iba a acabar siendo considerado responsable de ello”, añadió.
Como dirigente del Movimiento Nacional Socialista, Stern presentó el jueves ante el juez una moción sobre la tragedia de Chalottesville en la que dice: “Es decisión del Movimiento Nacional Socialista declararse culpable de todas las acciones recogidas en la demanda con él”.
La historia detrás
Según narró Stern, se infiltró en el grupo cuando ingresó a prisión en Misisipi y tuvo como compañero de celda a Edgar Ray Killen, líder del Ku Klux Klan. Este último fue sentenciado tras asesinar a tres trabajadores de derechos civiles. Ambos terminaron tuviendo confianza y fue así como le cedió poderes sobre su agrupación.
En 2016, fuera de la cárcel, Stern dice que los usó para disolver la organización de Killen. En 2014, el líder de Detroit, Jeff Schoep, lo contactó para preguntarle por aquella relación con Killen, fallecido en 2018. Era, decía, la primera vez que su organización contactaba a un afroamericano desde Malcom X.
Se conocieron y comenzaron la relación en la que discutían sobre política, historia o raza. A inicios de 2019, Schoep le confió su angustia por el litigio a raíz de Charlottesville. Y Stern se ofreció a liderar la agrupación.
Schoep se lamentaba de su suerte este viernes en una entrevista telefónica con Associated Press. Decía que James Stern le había engañado haciéndole creer que los demandantes dejarían de perseguir al grupo si él dejaba de dirigirlo y, como de todos modos pensaba abandonar el cargo, lo vio como una solución interina muy oportuna.
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